Por las rigideces parlamentarias, pero también por expreso deseo del Gobierno, el PSOE y CiU, Pasqual Maragall ha jugado un más que discreto papel durante la tramitación del Estatuto catalán en las Cortes. En seis meses de debate, el presidente de la Generalitat de Cataluña no ha podido tomar la palabra ni una sola vez en el Congreso para defender las bondades --o exponer las carencias-- de la Carta catalana, pero la próxima semana podrá quitarse esa espina. El 3 de mayo, en la comisión general de autonomías del Senado, Maragall defenderá el Estatut frente a los reparos de ERC y el frontal rechazo de los barones del PP, según adelantaron fuentes socialistas.

El paso del Estatut por la Cámara alta será visto y no visto. Mañana lunes se constituirá la ponencia mixta, integrada por miembros de la comisión general de autonomías del Senado y del Parlamento catalán, y en tres semanas la Cámara bendecirá el texto remitido por el Congreso de los Diputados. La ponencia tiene hasta el día 28 para remitir su informe a la comisión de autonomías, que lo votará el 5 de mayo para que, el día 11, el Estatut quede aprobado y listo para ser sometido a referendo en Cataluña, el 18 de junio.

Ante el carácter testimonial de este acelerado trámite parlamentario, sólo los discursos de los intervinientes pueden deparar alguna sorpresa. Y, singularmente, el del president Maragall.

AL DICTADO DE RAJOY Cuando el Congreso tomó en consideración la propuesta del Parlamento catalán, Maragall podría haberla defendido en el hemiciclo. No lo hizo en bien del, por entonces, saludable cuatripartito.

Ha tenido que ser el PP el que le brinde una privilegiada tribuna. Por orden de Mariano Rajoy, los barones del PP --siete presidentes autonómicos y los alcaldes-presidentes de Ceuta y Melilla-- intervendrán en la comisión de autonomías. Y, al hacerlo, servirán a Maragall el pretexto que necesitaba para inaugurar el debate con una intervención que, si del PSOE dependiera, jamás hubiera pronunciado.

Maragall reivindicará la trascendencia del Estatut como acicate de la modernización del Estado de la autonomías y como exponente de la España plural. Fuentes socialistas dan especial valor a su defensa del texto ante el rechazo de ERC, pues Maragall promoverá el en el referendo. A esa misión contribuirá José Luis Rodríguez Zapatero, con su intervención del 11 de mayo en el pleno del Senado que aprobará la Carta catalana.