Entre elogios y agradecimientos, Pasqual Maragall pidió ayer a José Luis Rodríguez Zapatero que tenga la flexibilidad necesaria para incorporar a ERC al acuerdo sobre el Estatut. El presidente de la Generalitat catalana defendió ante su anfitrión las demandas que plantean los dirigentes republicanos, que llegó a calificar de "enormemente razonables", y el jefe del Ejecutivo se comprometió a hacer "esfuerzos" por recomponer la mayoría política que alumbró la Carta en el Parlamento autonómico.

La indisposición de un febroso Zapatero, aquejado de una fuerte gripe intestinal, motivó que la entrevista con Maragall apenas durara una hora. Lo justo para que ambos analizasen someramente los detalles del texto pactado por los socialistas con CiU e ICV, pero también las consecuencias políticas del inicial desmarque de Esquerra.

LA COHESION DEL TRIPARTITO Ante las cámaras, Maragall reconoció que "no es agradable" encabezar un Ejecutivo dividido en torno al proyecto más importante de la legislatura catalana, pero aseguró que la estabilidad parlamentaria del tripartito está garantizada. Más que garantizar la continuidad del tripartito, el presidente catalán resaltó la conveniencia de preservar, tanto en la tramitación parlamentaria del Estatut como ante la convocatoria del referendo en Cataluña, la cohesión de las cuatro fuerzas catalanas que consensuaron el texto.

Si en público ensalzó el papel jugado por Zapatero, a cuya apuesta por "la España plural" atribuyó que el "esfuerzo, imaginación y coraje" del cuatripartito hayan llegado "a buen puerto", en privado Maragall solicitó al presidente que flexibilice su postura para completar la misión. Argumentó ante Zapatero que las mejoras que reclama ERC --garantías respecto a la inversión del Estado en Cataluña y la cesión de aeropuertos y puertos, junto al rescate de peajes-- son económicamente asumibles para el Gobierno y políticamente imprescindibles para salvar la alianza parlamentaria entre socialistas y republicanos.

Pero dijo más. Aunque Zapatero da por cerrado el pacto alcanzado con el presidente de CiU, Artur Mas, que remite al preámbulo del Estatut la referencia a la nación catalana, Maragall insinuó la necesidad de mejorar la redacción del texto.

SIN MODIFICACIONES Pero el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, garantizó que la redacción consensuada con CiU no está sujeta a modificaciones. No así los capítulos económicos del Estatut --aeropuertos, inversiones, peajes...--, en los que puede haber "avances" que no afecten a la "columna vertebral" de la financiación.

El PSOE y ERC, entretanto, sopesan la conveniencia de aplazar el pacto del Estatut hasta su tramitación parlamentaria. Con ello, el PSOE neutralizaría el acoso del PP y el desgaste que le causa la colaboración con una fuerza independentista, mientras que ERC aplacaría el descontento de sus bases y podría rentabilizar las mejoras del texto que logre en los próximos meses.