Con el rostro compungido, hilando frases a veces incoherentes, y alternado el tono cordial con cierta agresividad hacia los medios de comunicación, el expresidente de la asociación Amical de Mauthausen y otros campos quiso justificar ayer haber falseado su biografía y haber deformado la realidad de su estancia en las prisiones del Tercer Reich. "Fue una chiquillada; pensaba que tendría más posibilidades de hacer llegar el mensaje, más gancho", declaró. Como consecuencia de haber falseado su biografía, la Generalitat catalana acordó ayer retirar la Cruz de San Jordi, concedida en el año 2001 "por su combate contra el franquismo y el nazismo".

El expresidente de la Amical de Mauthausen concedió entrevistas y peregrinó ayer por emisoras de radio y de TV para explicar su verdadera historia, tras hacerse público el día anterior que no había sido preso en el campo de concentración de Flossenburg, tal y como había asegurado en su biografía de 1978 y en infinidad de entrevistas.

TENER VALOR "¿Cómo quiere usted que me sienta? Me siento muerto; he tenido el valor suficiente para venir a hablar con los medios. Podría haber desaparecido durante tres meses y no habría pasado nada; se me ha de reconocer que he querido estar aquí", dijo ayer a este diario.

Reconoció haber abusado de la "buena fe" de escritores, periodistas y exdeportados. "Yo creo que sí he abusado de la buena fe, sobretodo de la de los medios de comunicación; yo no digo que el fin justifique los medios, aunque para mí sí; si lo he hecho ha sido por una causa que consideraba justa", que era explicar la realidad de los deportados españoles.

Marco sólo perdió la compostura cuando se le formuló una pregunta, que flota en boca de algunos exdeportados críticos: "¿Fue usted un infiltrado?" (en referencia a si trabajó para la policía secreta franquista o la nazi). Su respuesta fue contundente: ¿"Quién se atreve a decir que soy un infiltrado? ¡Qué venga aquí y se atreva a decírmelo a la cara".

Según Marco, su carrera como falsificador de su propia historia comenzó hace ya muchos años, cuando se le pidió su colaboración para un libro titulado El cerdo del comandante . "Aquí dije que que estuve en Flossenburg, cosa que no es verdad, y también que fui hecho prisionero por la Gestapo y enviado a la prisión de Kiel, lo cual sí que es cierto". Marco admitió que incluyó allí una parte de su historia "que no es verdad".

Sin una línea argumental clara, Marco explicó la que, según él, es su verdadera historia. "No huí de España con los republicanos en 1939, me marché con una expedición de trabajadores españoles", sostuvo. En su cabeza le rondaba la idea, según afirmó, de unirse a la resistencia francesa. "Algunos como yo nos habíamos hecho ilusiones de que podríamos bajar del tren cuando pasaba por Francia, y eso no fue posible". Ni siquiera dio detalles de cuáles fueron las actividades por las que fue detenido por la Gestapo, al poco de llegar a Alemania como trabajador.

"ME SIENTO ENGAÑADO" Jaume Alvarez, exdeportado catalán al campo de Mauthausen, admitió ayer sentirse "engañado", aunque valoró positivamente su gestión al frente de la Amical. "Estoy estupefacto", explicó Alvarez. La dirección de la asociación de deportados rechazó las justificaciones de Marco: "Nos ha engañado a todos y nos ha causado un gran dolor", declaró Rosa Torán, presidenta en funciones de la entidad. Para Torán, las falsedades de Marco "se pueden explicar, pero no justificar". La organización entonó el mea culpa por no haber comprobado la historia de Marco. "Marco llegó a la Amical con una trayectoria pública que era uno de sus pilares", dijo Torán.