Unas 300.000 personas, pertrechadas con banderas independentistas, abarrotaron ayer el centro de Barcelona para reivindicar que Cataluña es una nación y apoyar el Estatuto que aprobó el Parlamento catalán. Con el debate estatutario navegando a velocidad de crucero en el Congreso gracias al acuerdo entre Rodríguez Zapatero y Artur Mas, aceptado por ICV, esa marea soberanista empuja hacia el no a Esquerra Republicana, el único partido que aún no ha comprometido su apoyo al Estatuto y el único que se sumó abiertamente a la marcha.

El éxito de convocatoria sorprendió a los propios organizadores, que a media hora del inicio de la manifestación no se las prometían muy felices. Sin embargo, a medida que fueron pasando los minutos, más y más ciudadanos se fueron sumando a la concentración hasta llenar por completo los dos kilómetros y medio que separan la plaza de España de la de Cataluña. 300 autocares transportaron a manifestantes desde toda Cataluña, Valencia y el sur de Francia.

Precedida por una megabandera, se situaron escritores, actores y músicos en representación de las 608 entidades adheridas al acto. Detrás, desfilaba la numerosa representación de ERC, capitaneada por Josep Lluís Carod-Rovira y los seis consejeros republicanos, además del secretario general de ERC, Joan Puigcercós, y varios diputados.

PANORAMA COMPLICADO La masiva afluencia complica el panorama a CiU, que llevaba un mes saboreando las mieles de la victoria tras el pacto de su presidente con el jefe del Ejecutivo. La consigna mil veces repetida de Somos una nación choca con uno de los compromisos sellados en la Moncloa: la definición de nación se centrifuga del articulado al preámbulo del Estatuto.

Carod avanzó que "el próximo horizonte" de ERC será reformar el marco constitucional, en particular los artículos que dan al Ejército "unos poderes y capacidad de decisión" que no tiene en ningún otro país europeo.