Más de 30.000 personas han pasado por la capilla ardiente de Adolfo Suárez reabierta sobre las 7.00 horas, una hora antes de lo previsto, para dar entrada a los ciudadanos que, pese al frío de la madrugada, esperaban poder dar el último adiós al expresidente del Gobierno hasta las 10.00 horas. Una larga cola de ciudadanos ha dominado desde ayer la Carrera de San Jerónimo para poder entrar al Salón de Pasos Perdidos donde se encuentraba el féretro del expresidente Suárez.

El presidente del Congreso, Jesús Posada, que ha facilitado la cifra, se ha declarado ante la prensa, en la Puerta de Los Leones del Congreso, "orgulloso de la imagen de unidad y consenso" trasladada por todas las fuerzas políticas en torno a la figura del primer presidente de la democracia.

Miembros de los tres ejércitos y de la Guardia Civil aguardan la salida del féretro para despedir con honores de Estado a Suárez. El féretro será depositado sobre un armón de artillería y, seguido a pie por la familia y las autoridades, será conducido por la Plaza de Cánovas del Castillo (Neptuno) y el Paseo del Prado, hasta llegar a la plaza de Cibeles.

En principio, el cortejo fúnebre iba a concluir en la Plaza de Neptuno, pero se ha decidido ampliar su itinerario para facilitar que todos los ciudadanos que así lo deseen puedan rendirle su último homenaje.

Después de una despedida del duelo con toque de oración, descarga de fusilería de la Guardia de Honor y desfile en la Plaza de Cibeles, el féretro será introducido en un furgón que lo transportará hasta la Catedral de Ávila, donde los restos mortales del expresidente del Gobierno recibirán sepultura, junto a los de su mujer, Amparo Illana.