Escritor y periodistaGarzón, que se adelantó al Congreso con el auto de ilegalización de Batasuna, horas antes de aprobarse la ley de partidos, vuelve a ponerse frente al Parlamento vasco, que cuestionó su decisión. Y lo hace instando al fiscal a que informe sobre la conducta de la Mesa de la Cámara, que no ha disuelto el grupo de Batasuna y acusó a Garzón de prevaricación. Más tensión entre las instituciones democráticas, incapaces de enhebrar el diálogo necesario. La política española seguirá en manos de la judicatura.