La consigna del PP nacional es ni un estatuto más y así se lo ha hecho saber Mariano Rajoy a sus barones recientemente. La directriz fue contundente y, por ello, difícil de digerir para los que gobiernan y ya tenían en marcha procesos de reforma en sus autonomías. Es el caso del presidente balear, Jaume Matas, que ha optado por desoír el mandato de Rajoy y no sólo no ha detenido la reforma sino que la ha agilizado. El objetivo es tener lista la redacción definitiva del nuevo Estatuto el próximo martes.

La dirección del partido en Madrid teme que, después de la oposición furibunda desarrollada contra el Estatuto de Cataluña en toda España, el catalán se convierta ahora en un modelo a seguir para los presidentes autonómicos populares en un afán por no ser menos que nadie. "En este tema, ni una broma", zanjó el presidente del PP.

Fue el pasado 27 de marzo. Cuando los responsables regionales y autonómicos del PP se esperaban una comida monográfica sobre la entrevista con Zapatero tras el alto el fuego de ETA, Rajoy les sorprendió recordándoles que reformar los estatutos no es una prioridad para el PP y prohibió liderar proyectos muy ambiciosos y que no subrayen la indivisibilidad de la nación española. El aviso era para todos pero especialmente para los que gobiernan.

No es el caso de Javier Arenas, que fue el primero en obedecer. El andaluz trasladó a los suyos el jueves la orden de votar no al Estatuto de Andalucía. En su misma situación se encuentra el gallego Alberto Núñez Feijóo.

CAMPAÑA ANDALUZA Por su parte, el PSOE andaluz iniciará otra fase de la campaña explicativa sobre la reforma del Estatuto. El partido defenderá el reconocimiento de la "realidad nacional" de Andalucía en el preámbulo para hacer frente a la "ofensiva brutal" puesta en marcha por "la derecha andaluza, el centralismo madrileño y los nacionalistas radicales".