El eurodiputado Jaime Mayor Oreja, cabeza de lista del PP en las elecciones del pasado 13 de junio, se descolgó ayer con una polémica iniciativa condenada, por lo demás, al fracaso. El exministro del Interior propuso que las fuerzas políticas se pongan de acuerdo para regular por ley el aplazamiento de las elecciones si, una vez convocadas, se produce un atentado terrorista como el perpetrado el 11 de marzo en Madrid.

En los cursos de verano de El Escorial, Mayor Oreja consideró "sanísima" y "necesaria" esta medida que, a su juicio, evitaría una "catástrofe democrática" como la del pasado marzo, cuando el PP perdió las elecciones tres días después de los atentados.

SIN EFECTOS RETROACTIVOS Mayor aclaró, eso sí, que tal reforma legal no tendría efectos retroactivos --"eso sería política-ficción", opinó--, y admitió que sería difícil definir qué tipo de atentados deberían motivar el aplazamiento electoral. En todo caso, anunció su propósito de llevar la idea a la Eurocámara.

En el mismo escenario, aunque sin citarle directamente, le replicó horas después José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente advirtió de que "ninguna norma, convicción o práctica democrática se puede alterar porque el terrorismo actúe". La de Zapatero fue, con todo, la más tibia de las respuestas llegadas desde las filas de la izquierda. El socialista Diego López Garrido juzgó "disparatada" la idea de Mayor Oreja, y argumentó que "los terroristas no pueden alterar la vida pública, ni las elecciones, ni la democracia".