No hay quien le gane en sentido del humor y don de gentes, aunque tiene el aspecto más cansado que hace ocho años, cuando ganó las elecciones municipales con mayoría absoluta, resultado que repitió en los siguientes comicios. Funcionario del Ministerio de Trabajo, en excedencia especial, comenzó en el Partido Liberal, pasó a la UCD y cuando desapareció se fue a casa, hasta que entró en el Partido Popular en el 89. Se presentó por primera vez como candidato a alcalde en el 91: 4 años en la oposición y ocho gobernando ha sido el balance. Miguel Celdrán dice que este trabajo cansa como cualquier otro, aunque apunta que ha tenido que superar importantes trances, como la riada o la huelga del servicio de limpieza. "Pero tengo la suficiente ilusión como para seguir".

¿Cómo lleva la campaña?

-- Sumamente tranquilo. Nosotros tenemos la enorme ventaja de que no tenemos que hacer una campaña de quince días, sino que la venimos haciendo desde hace cuatro años. No debemos prometer nada, porque la gente ya sabe nuestra forma de trabajar y la seriedad de nuestros compromisos. Confiamos en que la labor de estos años haya sido apreciada y creo que la ciudad es suficientemente inteligente, como para darse cuenta de cómo estaba antes y cómo está ahora, no sólo en el aspecto externo, sino en el interno.

¿Qué mensaje quieren hacer llegar?

- Que nosotros cumplimos lo que prometemos. El esfuerzo y la ilusión se están demostrando en el avance de la ciudad, por ser de aquí y querer las cosas de aquí.

Después de 8 años, ¿quedan muchas ideas nuevas?

-- Por supuesto. El bienestar se tiene que renovar cada día y siempre queda trabajo por hacer.

¿Qué diferencia el programa del PP para Badajoz del de otros partidos?

-- Parte de nuestro programa no son promesas, sino realidades. Ya se están haciendo los proyectos de la margen derecha del Guadiana, Tres Arroyos, la carretera de Elvas, que aunque no sean iniciativas propias del ayuntamiento, sí participa en ellas. A nuestro proyecto hay que añadir todas la promesas de Rodríguez Ibarra, porque gobierne quien gobierne, si hacen falta tendrá que hacerlas. En Badajoz hay problemas muy gordos: el del Cerro de Reyes (del que dicho sea de paso no he oído nada al PSOE), que quiero solucionar antes de que termine la legislatura, y el casco antiguo.

¿Las flores y las fuentes son importantes?

-- Todo es importante. Si no fuera por eso Madrid no sería Madrid, ni París sería París. La fuente que tanto critican, que ha costado 83 millones de pesetas, se construyó en el 2003, pero al PSOE le costó hace 15 años la de Santa María de la Cabeza 65 millones y ¿dónde está ese dinero?, porque hemos tenido que hacerla tres veces y eran tres grifos chorreando. Vamos a dejarnos de payasadas. El PSOE estuvo 14 años aquí y no asfaltó ni una calle en las barriadas. Las plazas, los parques y las bibliotecas se han hecho con el PP y dejaron aquí 14.000 millones de deuda. Sólo deseo que Badajoz tenga la dignidad que merece.

¿Qué resultados dan sus encuestas?

-- Que yo sepa no hay ninguna. La encuesta de la que más me fío es el vivir diario. No es que esté confiado y de hecho pido a los compañeros que trabajen. Pero tenemos la conciencia tranquila. No me inquietan las encuestas. La única real y verdadera es la del 25 de mayo.

Si no logran la mayoría absoluta, ¿serían capaces de llegar a acuerdos?

-- Depende de con quien. Habría que ver muchas cosas, pero creo me sería más fácil, por la seriedad, llegar a un entendimiento con IU que con el PSOE. Los socialistas incumplen todo y además dependen siempre de Mérida; no toman determinaciones aquí, porque todo lo tienen que consultar. Mientras que IU marca sus directrices a primeros de legislatura y las mantiene, pero el portavoz está autorizado a llegar a acuerdos.

Le echan en cara que dejará la alcaldía por Madrid.

-- Para irse a Madrid no hace falta dejar la alcaldía. Los socialistas tienen cara para parar un tren y lo que es bueno para ellos, no lo es para los demás. Paco Vázquez lleva 20 años de diputado y alcalde de A Coruña. Vamos a ser serios. Yo, en principio, lo mío es quedarme aquí, como se ha demostrado. Yo ya he sido senador y por razones que entendía preferentes dejé el Senado. He demostrado que no tengo apego al cargo, no como otros. Si la voluntad del pueblo es que sea alcalde, seguiré cuatro años; pero si el partido entendiera que también puedo ostentar la representatividad en el Congreso o en el Senado, se vería la posibilidad e iría.