Cuando pasaban pocos minutos de las once de la noche y mientras subía el volumen de la sintonía del PP, entraba Miguel Celdrán alzando las manos en señal de victoria en el salón del hotel Zurbarán donde buena parte de su equipo, sus hijas y su mujer, y cientos de afiliados y simpatizantes esperaban a quien no solo ha conseguido revalidar por quinta vez la mayoría absoluta sino arrasar y conseguir dos concejales más.

Celdrán se dejó abrazar y besar más de diez minutos, antes de ponerse ante el atril para dar las gracias por este apoyo que, a sus 71 años, respalda su forma de gobernar en Badajoz. "Ya no sé qué decir, sinceramente", comenzó diciendo dirigiéndose a un público enfervorizado que gritaba "¡alcalde, alcalde!". "Os puedo asegurar que estos 16 años han merecido la pena", dijo y sin olvidar a quienes lo acompañan y lo han acompañado y que ya no están con él, defendió que "hemos intentado demostrar que hay una forma de gobernar sin meter la mano, queriendo a la ciudad, invirtiendo y mirando la economía".

Porque según el revalidado alcalde, "al final no valen falsas promesas ni insultos ni difamaciones sino que lo que queda en la conciencia de la gente es si se ha ido a más o a menos y si los que están en el gobierno se merecen la confianza". Y tras dirigir palabras de elogio a José Antonio Monago, anunció que se iba a Mérida a felicitarlo.