Militantes del PP catalán silbaron ayer a su líder, Josep Piqué, y abuchearon al número dos del partido, Francesc Vendrell, en un acto en el que intervino el portavoz popular en el Congreso, Eduardo Zaplana, quien vino a Barcelona para recoger firmas contra el Estatuto y se llevó todos los aplausos. Cuando Piqué tomó la palabra, una veintena de personas dejaron la sala.

Fuentes cercanas a la dirección del PPC tuvieron claro el responsable: la presidenta del PP de Barcelona, Dolors Montserrat, a la que acusaron de alentar a varias personas para que increparan a los máximos dirigentes del partido. Montserrat lo negó.

Cientos de personas, la gran mayoría entusiastas del portavoz, esperaban a Zaplana en la Rambla de Cataluña, donde fue instalada una mesa petitoria de firmas contra el Estatuto. El exministro apenas pudo dedicarse a ese cometido, tanto por el calor de quienes querían abrazarle como por la actitud hostil de unos pocos. Un hombre le acercó una octavilla con el No a la guerra inscrito, lo que provocó que Zaplana fuera llevado hasta el Hotel Calderón, a pocos metros, donde tenía previsto un acto con militantes cerrado a la prensa. Según fuentes del PPC, en cuanto Montserrat supo que Piqué acudiría, decidió permitir la entrada a los periodistas.

INCIDENTE EN LA CALLE Cerca de 500 militantes y simpatizantes del PP acudieron a escuchar a Zaplana, por quien demostraron sentir pasión. "Yo he sido un buen gestor y he dejado un buen balance en todas las administraciones", dijo el orador, para explicar que su rechazo al Estatuto es el de una persona razonable: "No nos hemos vuelto locos". "Sé que en Cataluña el PP no lo tiene fácil. Pero lo difícil es ser libre; lo fácil es ser acomodaticio", dijo.

A la salida, los asistentes se toparon con unos 150 independentistas que esperaban a Zaplana para increparle. Los Mossos tuvieron que interponerse en el camino de ambos grupos, que estuvieron intercambiando insultos una media hora.