Un centenar de personas protagonizaron ayer la primera manifestación de militares que se celebra en España desde que se reinstauró la democracia. Los manifestantes, entre los que se encontraba un número indeterminado de miembros del Ejército vestidos de paisano, se concentraron ante el Ministerio de Defensa para reivindicar los derechos cívicos de los militares y para condenar el arresto del presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME), el brigada Jorge Bravo, castigado por haber participado en la manifestación de guardias civiles del pasado 20 de enero en la Plaza Mayor de Madrid.

Los congregados portaron pancartas de agradecimiento al suboficial arrestado desde el 17 de octubre y se enfundaron caretas de Bravo con la boca tapada. La convocatoria contó con el respaldo de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC), el Sindicato Unificado de Policía (SUP), la Asociación Nacional de Sargentos Portugueses, el Foro Europeo de Asociaciones Militares (EUROMIL), CCOO y UGT.

El secretario general de AUME, Mariano Casado, destacó la jornada de ayer como "un día histórico" que demostraba que los militares pueden ejercer "su derecho de reunión de manera pacífica y responsable". En ese sentido, reclamó al Gobierno que "cumpla la ley" y promueva "una ley de derechos y deberes de los ciudadanos de uniforme".

Por su parte, la hermana de Bravo leyó una carta del brigada en la que agradecía a los concentrados su "solidaridad" y les felicitaba por "dar sentido a los 40 días de lucha", en referencia a la duración de su arresto, que concluirá hoy. El presidente de EUROMIL, Enmanuel Jacob, censuró las sanciones adoptadas por el Gobierno contra Bravo y le reclamó que ponga fin "inmediatamente" a estas medidas.