Objetivo cumplido. Carme Chacón regresó ayer a casa tras haber llevado a cabo su deseo de conocer en primera persona el trabajo que desarrollan los militares en el extranjero. La ministra cerró su periplo en Sarajevo, capital de Bosnia, donde quedan 371 militares. La titular de Defensa les agradeció su labor "esencial" para llevar la paz a un país que apenas hace 13 años estaba en guerra. Además, como si quisiera lanzar un mensaje a los que le acusan de haberse volcado en defender el patriotismo español en su nuevo cometido, aseguró que los militares han conseguido que los "colores" de su labor, "más allá" de los de la bandera rojigualda, sean los de la "generosidad y la entrega".

Chacón comenzó su discurso ante unos 150 miembros de la infantería de marina recordando el "horror" que apreció en el país balcánico hace ocho años. La ministra, tras reconocer la transformación de la ciudad, animó a los militares a lograr la tarea más difícil: reconstruir del todo la convivencia. Como pudo contemplar en una breve visita al centro de Sarajevo, en esta ciudad, salvo por algunos edificios destruidos, la huella de la guerra apenas es ya apreciable.

EL REPLIEGUE Fuentes militares se mostraron esperanzadas en que, ante la mejora de la convivencia interétnica, la misión española concluya en el plazo de un año, aunque recordaron que la presencia internacional aún es importante, especialmente por razones económicas, para dar el marco de confianza que permita que sigan las inversiones vitales para la normalización del país.

Chacón no visitó Kosovo, pese a que esta misión es más numerosa (unos 600 militares) y está a poca distancia de Bosnia. Fuentes oficiales insistieron en que la agenda era apretada, aunque tuvo tiempo para visitar uno de los puntos de mayor significación histórica de Sarajevo, el mercado de las Flores, marcado por el atentado con granadas lanzadas por serbios en febrero de 1994, que mató a 67 civiles.