La ministra de Asuntos Exteriores, Ana Palacio, subrayó ayer que la visita de su homólogo marroquí, Mohamed Benaisa, será "un espejo" de la que ella realizó a Rabat en julio pasado al concluir la crisis del islote de Perejil.

La metáfora no es inocente: en aquella ocasión se dijo que el Gobierno marroquí había rebajado conscientemente el perfil protocolario de la reunión para "castigar" a la ministra y por tanto al Gobierno de José María Aznar, algo que desmintieron fuentes españolas.

Benaisa llegará el próximo miércoles a media mañana a Barajas acompañado por una delegación de cuatro personas y será recibido en el aeropuerto madrileño por funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores con rango de directores generales (tercer nivel), como sucedió con la ministra española en Rabat.

Posteriormente, en el Palacio de Viana --residencia oficial de la ministra de Exteriores-- se celebrará un almuerzo de trabajo, seguido de una reunión de las dos delegaciones con un amplio abanico de temas, como el Sahara, la inmigración y la cooperación. No habrá rueda de prensa, si acaso declaraciones circunstanciales y por separado por parte de los dos ministros. Al final del encuentro se publicará una nota conjunta dando cuenta de los asuntos tratados y de los resultados. Al término de la tarde, Benaisa regresará a Rabat.