Nadia Calviño (La Coruña, 1968) se ha convertido en un auténtico activo de moderación en el Ejecutivo de Pedro Sánchez y baluarte del cumplimiento de las normas presupuestarias y de los compromisos con Bruselas. El presidente lanzó el nombre de esta exdirectora general de Presupuestos de la Comisión Europea como futura vicepresidenta del área económica durante el debate televisivo de la campaña electoral de noviembre con la idea de lanzar un mensaje de tranquilidad a los mercados e inversores. A la coordinación de los asuntos económicos sumará la ingente tarea de la transformación digital.

Como ministra de Economía, una de sus principales ocupaciones ha sido poner al día regulaciones pendientes de transposición con respecto a la normativa comunitaria. Otra de sus funciones ha sido la de enlace con Bruselas, a cuyo Ejecutivo arrancó al inicio de su mandato un visto bueno cara a aumentar el criterio de déficit previsto.

Extremadamente organizada, exigente, con una energía desbordante y muy comprometida. Así la describen quienes conocen a Calviño, que llegó a formar parte de los candidatos a la presidencia del Banco Mundial. A. SALA