El rey marroquí, Mohamed VI, por fin ha hablado. En un comunicado inédito difundido a través de la agencia oficial de noticias, MAP, ha asegurado que "no había sido informado de los graves crímenes cometidos" por Daniel Galván Viña, condenado a 30 años de cárcel por pederastia, y ha revocado --contraviniendo el principio de que la gracia real es irrevocable-- el indulto que le había otorgado el pasado martes, junto a otros 47 reos españoles encarcelados por tráfico de drogas. Lo anula por "las deficiencias que han marcado el precedimiento", "la gravedad de los crímenes cometidos" y "el respeto de los derechos de las víctimas".

Mohamed VI echó balones fuera de palacio y se comprometió a abrir una investigación para buscar a la "persona" que incluyó al pederasta en la lista de los presos españoles indultados. En julio, el rey Juan Carlos solicitó al Gobierno de Marruecos la liberación de un camionero español enfermo y, según fuentes al corriente del proceso, la respuesta de la casa real marroquí fue pedir al Ministerio de Justicia una lista de españoles presos en la que "alguien" incluyó al pederasta. En su comunicado, el monarca alauí admite que la liberación fue "lamentable" y que se está trabajando para "identificar" a los responsables de la negligencia. "Es evidente que nunca habría aceptado que Daniel Galván dejase de cumplir su pena dada la atrocidad de los crímenes", añade la nota.

Nunca antes el rey alauí se había dirigido a la población para dar cuenta de sus decisiones, pero la gran polvareda levantada por el escándalo le ha obligado a dar la cara y enfrentarse a las quejas del pueblo.

La liberación de Galván Viña, tras solo purgar un año en prisión, causó tal indignación en la sociedad civil que esta se movilizó a una velocidad de vértigo y lo que empezó siendo una ola de denuncias en las redes sociales se convirtió en una multitudinaria protesta en Rabat. La violenta represión cometida por los antidisturbios contra los manifestantes reunidos el viernes frente al Parlamento marroquí acrecentó el enfado y las protestas prosiguieron anoche en la ciudad de Kenitra, situada a unos 40 kilómetros de la capital.

Familia real desbordada

La fuerte contestación popular hizo tambalear los pilares de la monarquía. Fuentes próximas al Gobierno admitieron que "este asunto ha desbordado a la familia real". "¡Es un escándalo!", grita a este diario Rida Benothmane, uno de los heridos por la policía marroquí. "¡Ha sido un indulto real y por eso pedimos al rey que dé explicaciones de lo ocurrido!", añade a su vez, la joven Latifa Bejoudi. "En estas protestas no hay ideologías, ni gente a favor o en contra del sistema. Todos estamos de acuerdo con el hecho de que ha sido un error político muy grave que alguien deberá reparar", continúa la chica.

Por su parte, las organizaciones de defensa de los derechos humanos se han reunido por la tarde para estudiar la posibilidad de denunciar ante la justicia a los autores que dieron la orden de arremeter contra los manifestantes. "Es un delito. La manifestación pacífica, según la nueva Constitución, es un derecho", comentan fuentes jurídicas que avanzan que trabajan para echar el guante de nuevo al pedófilo. Pero, ¿cómo?

Poque Galván disfruta desde hace casi una semana de plena libertad en territorio español siendo "un peligro público para los ciudadanos", comentaron fuentes policiales. El pederasta, según sus abogados, no es originario de España, sino de Irak, donde habría colaborado con los servicios secretos extranjeros contra el régimen de Sadam Hussein. El diario digital marroquí 'Lakom' apuntó días atrás que "también trabajó para el CNI y este le acogió en España, donde se falsificó su identidad".

En el 2005 se marchó a Marruecos, país de destino para muchos pederastas, y abusó de niños de entre 3 y 15 años, hasta que un despiste suyo le descubrió. El guardián de la casa del indultado Galván encontró las imágenes pornográficas del pederasta en una memoria USB y corrió a la policía a denunciarlo. En septiembre del 2011 fue condenado a 30 años de cárcel, la mayor sanción impuesta jamás en Marruecos a un pedófilo.