Dentro de pocos días se celebrarán las elecciones europeas y la mayoría de los ciudadanos o no saben nada o saben bien poca cosa. Así, alrededor del 60% no sabe el nombre de ningún cabeza de lista y un porcentaje similar no sabe decir nada de lo que se decide en el Parlamento Europeo. A la vez, los entrevistados dan poca trascendencia a estas elecciones. En este contexto, la estimación de la participación se sitúa alrededor del 40%.

Pero esto no es nuevo. Hace cinco años, la abstención en las europeas fue del 55% en España. La elevada abstención reside en la combinación de la poca importancia, interés o emoción que sienten los ciudadanos, junto al desencanto y el malestar que desde hace tiempo se percibe en la opinión pública. ¿Qué mejor momento que las europeas para mostrarlo?

De aquí al día electoral, los políticos y sus partidos intentarán atraer a más gente a las urnas y habrá que ver si para ello se centran en la política interior española o europea. También serán interesantes los análisis posteriores. ¿Se referirán a la Europa que queremos o a la España que deseamos? La estimación de voto que se hace para las europeas le pone bien al PP el discurso del día siguiente. Según la encuesta que publica hoy EL PERIODICO, el PP tiene cuatro puntos de ventaja respecto al PSOE, una diferencia solo ligeramente mayor que la que se estima en estos momentos para unas generales.

Estas estimaciones van acompañadas de un conjunto de indicadores o variables que confluyen e indican una pérdida de confianza hacia Zapatero, su Gobierno y su partido. Las críticas siguen dominando a la hora de opinar sobre la gestión del Gobierno, baja la confianza en el PSOE y Zapatero continúa por debajo del aprobado, en la mínima valoración desde que es presidente.

Frente a estos indicadores negativos para el PSOE, mejoran la mayoría de los referidos al PP (al que parecen afectar bien poco los presuntos casos de corrupción). Así, aumenta la valoración sobre su tarea opositora, incrementa la confianza hacia este partido y mejora la valoración de Rajoy.

Por lo que hace referencia al resto de las fuerzas políticas, hay algunas observaciones importantes a destacar. La opción de Rosa Díez se desinfla, sobre todo de cara a las europeas, en las que Mayor Oreja parece ser un candidato muy atractivo para ese electorado. Por otra parte, se percibe mucha desorientación entre los votantes del PNV y los de ERC.

El 8 de junio volverá a haber lamentos por la participación y lecturas diversas sobre los resultados. Si la victoria del PP se confirma, la batalla por las generales comenzará en firme. Pero sean cuales sean los resultados, el PSOE se ha de centrar en recuperar la credibilidad de la opinión pública en general y la confianza de una parte importante de sus votantes en particular. Lo que más necesita, incluso más allá de la recuperación económica, es volver a conectar con los suyos.