Si el "hola, hola, felicidades" de George Bush a José Luis Rodríguez Zapatero fue calificado ayer como un "encuentro informal" por la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, se puede entender que el Gobierno diga que el presidente español mantuvo "conversaciones" con el afgano Hamid Karzai aunque esa conversación durara exactamente lo que se tarda en estrechar una mano.

Zapatero ha pasado por la cumbre de la OTAN en Bucarest con bastante pena y poca gloria, especialmente por la secuencia que captaron las cámaras al inicio de una de las reuniones de los jefes de Gobierno. La sensación de soledad y aislamiento que el presidente en funciones transmitió al estar sentado durante 10 minutos, mientras varios líderes charlaban distendidamente a tres metros, ha devuelto a la primera línea de fuego la política exterior española.

El Gobierno, que se desayunó con esa imagen en las portadas de los principales diarios, se afanó ayer en minimizar el asunto e insistió en que se trataba solo de "una instantánea", de "una imagen", pese a que las televisiones pudieron grabar la larga secuencia. "El presidente del Gobierno es un presidente respetado y querido", dijo De la Vega.

Miguel Angel Moratinos --que ayer encabezó la delegación española en Bucarest-- consideró "positivo" el balance de la cumbre para el Gobierno de España y aseguró que Zapatero ha mantenido "encuentros suficientes" con sus homólogos: el primer ministro de Australia, Kevin Rudd; el presidente polaco, Lech Kaczynski; la primera ministra de Nueva Zelanda, Helen Clark; la cancillera Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Por su parte, la flamante portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, dijo sentir "desolación" al ver el "aislamiento" internacional de Zapatero.