José Montilla asestó ayer un mazazo a la conciencia de las clases dirigentes españolas. En Madrid, el presidente de la Generalitat de Cataluña reclamó en público lo que en privado ya ha pedido al propio José Luis Rodríguez Zapatero: una "respuesta política, clara, sólida y convincente" --también ajena a coyunturas electorales-- a la creciente "desafección" de Cataluña con el resto de España, motivada por la crisis de las infraestructuras y por las "incertidumbres" respecto al Estatut. Si nadie lo remedia, alertó, el divorcio estará servido: "Hay que evitar un alejamiento de Cataluña que podría llegar a ser irreversible".

En su visita, el dirigente socialista recordó que su propósito ha sido atajar "una lógica perversa" de confrontación entre Cataluña y España que "podría llegar a suponer un riesgo severo de desapego y hartazgo mutuo".