El ministro de Asuntos Exteriores español, Miguel Angel Moratinos, exhortó ayer a sus colegas europeos a que "agilicen" los compromisos de la Unión Europea (UE) para hacer frente al fenómeno de la inmigración. El jefe de la diplomacia española, presente en la reunión de los líderes de la UE en Bruselas, lanzó este mensaje en un momento en que la presión de la inmigración ilegal sobre España se ha visto recrudecida con la llegada masiva a Canarias de personas procedentes de Mauritania.

Moratinos aprovechó la cena que celebraron los titulares de Exteriores para reclamar que el problema de la inmigración se mantenga como una prioridad en la agenda, tal como se acordó en la cumbre de Hampton Court (Reino Unido) en octubre.

La UE se ha comprometido, en el marco de los presupuestos comunitarios del periodo 2006- 2013, a desembolsar cerca de 1.000 millones de euros al apartado de la inmigración, a través de instrumentos financieros como la Política de Vecindad o el Fondo Europeo de Desarrollo (FED). Para lo que queda del actual presupuesto, el Gobierno espera que se desembolsen los recursos que quedan pendientes.

PRESIONES MIGRATORIAS Moratinos reiteró a sus colegas que el problema de la inmigración ilegal no es un asunto interno español, sino un fenómeno que afecta a toda Europa. Fuentes gubernamentales señalaron que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha contado en todo momento con el apoyo de Jacques Chirac en este capítulo. Señalaron además que Italia y Grecia, que afrontan duras presiones migratorias desde Libia y Turquía, respectivamente, también están sensibilizadas frente al problema.

El Gobierno español envió antes de la cumbre sendas cartas al comisario de Justicia, Libertad y Seguridad de la Unión Europea, Franco Frattini, y al Ejecutivo austriaco --en calidad de presidente semestral de la Unión-- para recalcar la necesidad de que la UE dé pasos significativos ante el fenómeno de la inmigración. París y Madrid defienden atacar el problema no sólo con medidas represivas, sino mediante la inyección de recursos en los países emisores y de tránsito de inmigrantes.