El ministro de Exteriores y Cooperación, Miguel Angel Moratinos, admitió ayer en el Congreso de los Diputados un error de "oportunidad" por manifestar, en un programa televisivo, que el anterior Gobierno apoyó la intentona golpista en Venezuela del 12 de abril del 2002. Ofreció por ello disculpas pero, a continuación, ratificó el fondo de su denuncia y pidió al PP que no "vuelva a avalar un golpe".

Moratinos defendió las líneas de su política exterior y se mostró convencido de que están dando "resultados efectivos". El ministro pidió al PP y al resto de fuerzas parlamentarias "pasar página" y llevar a cabo una "política de Estado". El jefe de la diplomacia invitó al PP a disculparse por sus errores "de fondo" en el caso y ofreció un pacto de Estado en política exterior.

El portavoz del PP, Gustavo de Arístegui, respondió que su partido nunca suscribirá un pacto de estas características con quien los acusa de ser "una peligrosa panda de golpistas".

REPROCHES En una sesión tensa, el portavoz popular acusó al Gobierno de haber retrocedido, en cuanto a política exterior, a los años 70, con orientaciones "de los partidos socialistas marxistas", y de tener como referentes "a Chávez y Castro".

Por la tarde, en la sesión de control del Congreso, De Arístegui anunció que el PP reprobará a Moratinos en el pleno de la Cámara baja del 14 de diciembre. El portavoz popular justificó esta línea de actuación por el "caos" en que, según él, el actual titular de Exteriores ha convertido la política exterior española.

Moratinos compareció ayer por la mañana ante la Comisión de Exteriores del Congreso para explicar sus declaraciones del día 22 en el programa 59 segundos de TVE, en el que dijo: "En el anterior Gobierno, cosa inédita en la diplomacia española, el embajador recibió instrucciones de apoyar el golpe en Venezuela". El jefe de la diplomacia precisó que, al hablar de "apoyo", no quiso acusar al Ejecutivo de Aznar de haber intervenido en la conspiración, sino de haber trabajado para procurar "legitimidad internacional" de lo que sabía que era un golpe de Estado y no un confuso vacío de poder.

LAS PRUEBAS Moratinos esgrimió documentos y declaraciones, en especial una serie de telegramas que el entonces embajador español en Caracas, Manuel Viturro, remitió al Ministerio de Exteriores entre los días 9 y 14 de abril, cuando Hugo Chávez recuperó el poder.

En un telegrama del día 12, Viturro da cuenta de que, por "instrucciones de V. E." --en referencia a un superior en el ministerio--, ha visitado al presidente golpista Pedro Carmona y le ha transmitido la "sorpresa" de Madrid por haber disuelto la Asamblea Nacional. La preocupación del Gobierno de Aznar obedecía, según Moratinos, a que esa medida complicaba la "apariencia de legalidad constitucional".

El día 12, de madrugada en Caracas, Viturro informa de que el depuesto Chávez ha firmado su renuncia y que la junta cívico-militar "pretende cubrir los cambios que se están produciendo". Según Moratinos, el embajador envió esa información sin confirmar si se había producido la dimisión de Chávez --nunca sucedió-- y omitiendo que el orden constitucional venezolano exigía que debía ofrecerse el poder al vicepresidente del Gobierno y al presidente y vicepresidente de la Asamblea, sucesivamente, y tampoco se produjo.

Moratinos sentenció que en Venezuela hubo un golpe, que el anterior Gobierno lo sabía y que lo avaló. Dijo que el Ejecutivo de Aznar fue el promotor de la declaración conjunta con EEUU del día 12, en la que se reclamaba la "normalización democrática" en Venezuela, sin condenar el golpe ni exigir la restitución de Chávez en el poder. Los más influyentes países latinoamericanos rechazaron la idea española de sumarse al comunicado.

Todos los partidos, excepto el PP, se mostraron satisfechos por las explicaciones de Moratinos, que proclamó: "No me voy de rositas; voy a salir por esa puerta con la frente muy alta".