El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla (PP), respira desde ayer más tranquilo después de que el Parlamento autonómico haya dado el visto bueno a los presupuestos de 2020 con el apoyo de Cs, los socios de Gobierno, y Vox, los aliados externos. Andalucía no solo se convierte así en la primera región en aprobar sus cuentas para el próximo año, ahondando en una imagen de estabilidad frente al convulso panorama nacional, sino que además el ejecutivo de derechas se garantiza la gobernabilidad hasta casi final de la legislatura.

No obstante, Vox trató de sofocar cualquier posible escarceo de PP y Cs para alejarse de su influencia. Si no se cumplen los compromisos pactados, ejercerá una «hostilidad democrática más incómoda y grande». «Y tener a Vox un año de forma hostil en defensa del interés general por algo que ustedes no cumplan es sumamente incómodo», auguró el portavoz de la formación, rechazando, no obstante, que fuera «una amenaza».

Andalucía fue la primera comunidad en probar los acuerdos entre derecha y ultraderecha, una jugada que ha permitido normalizar a Vox, dándole además alas con los acuerdos en otras regiones que han permitido a los de Santiago Abascal escalar y colocarse como tercera formación política en el Congreso de los Diputados el 10-N. Y las nuevas cuentas aprobadas ayer, las segundas en menos de cinco meses, ahondan en esa imagen de estabilidad y bonanza del bloque de las derechas.

Aún en el caso de que las turbulencias nacionales tentaran a alguna de las tres formaciones a soltar lastre y marcar distancias, Moreno Bonilla tendría la posibilidad de prorrogar los presupuestos en el 2021, llegando casi al final de una legislatura en el 2022.

Esa tentación es la que intentó conjurar Vox ayer, recordando que se mantendrán «vigilantes». No obstante, las alabanzas que le dedican desde PP y Cs alejan cualquier atisbo de ruptura.