El comisario de los Mossos Joan Carles Molinero refrendó ayer ante el tribunal del procés las declaraciones de sus compañeros. Pero también aportó a lo ya escuchado en estas semanas. Dijo que cuando acababa la reunión del 28 de septiembre del 2017 en la que los mandos del cuerpo advirtieron al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont de los riesgos de mantener el 1-O, el mayor Josep Lluís Trapero «hizo una última reflexión y dijo: ‘Espero, president, que el domingo no haya una desgracia importante que tengamos que lamentar’». El expresident respondió que «si se daba esa situación límite, declararía la independencia». El testigo añadió que ante esta respuesta, la prefectura de los Mossos se planteó ofrecer una rueda de prensa para dar a conocer que el posicionamiento de la policía autonómica sobre el 1-O estaba desvinculado del Govern y que cumplirían el mandamiento judicial recibido. Al final no la hicieron.

La declaración de Molinero coincidió con la del comisario Ferran López. Solo que el primero parecía empeñado en usar palabras más suaves que las de su superior durante el 155. Así, en las reuniones del 26 y 28 de septiembre, solicitadas por Trapero, insistió en que los Mossos pudieron exponer a Puigdemont, el exvicepresidente Oriol Junqueras y el exconseller Joaquim Forn su «preocupación» y la «clarísima voluntad» de los Mossos de «cumplir con la legalidad vigente actual».

Pese a la insistencia de Vox se limitó a afirmar: «Trasladamos que nuestros servicios de inteligencia e información trabajaban con la previsión de que 2,5 o 3 millones de personas salieran a la calle y ese número de gente movilizada de forma permanente, junto a las órdenes de actuar que tanto Mossos como las Fuerzas de Seguridad del Estado habían recibido, iban a producir una conflictividad el 1-O que veíamos preocupante».