Si se cumplen los pronósticos electorales del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el panorama político en el País Vasco tras el 1 de marzo va a ser más que complicado, y la incertidumbre sobre el resultado se mantendrá hasta el final, con un panorama nuevo derivado de la prohibición de las candidaturas herederas de Batasuna. Según la encuesta difundida ayer, el PNV volverá a ser el partido más votado, con 27 o 28 escaños. Pero sus actuales socios de Gobierno, Eusko Alkartasuna y Ezker Batua-Izquierda Unida, no le permitirían llegar a la mayoría absoluta, situada en 38 diputados. La conseguiría, en el mejor de los casos, si contara con los tres escaños que, según el sondeo, obtendría la formación independentista Aralar.

Los socialistas vascos experimentarían el mayor crecimiento, pasando de 18 a 26 escaños, y se quedaría a solo uno o dos diputados del PNV, pero Patxi López podría lograr la investidura como lendakari, con el resultado más favorable de la horquilla, al lograr la mayoría absoluta de la mano del PP, al que la encuesta le otorga entre 11 y 12 escaños.

Al margen de la división entre los bloques constitucionalista y nacionalista, el CIS constata que el pacto de Gobierno preferido es el de nacionalistas con el PSE --como ya ocurrió antes del pacto de Lizarra de 1998--, seguido de la fórmula del actual tripartito. La encuesta también recoge que más de la mitad de los consultados son partidarios de un cambio de Gobierno.

Por otra parte, el sondeo del CIS correspondiente a las elecciones gallegas pronostica un futuro marcado por la continuidad, dado que la alianza entre los socialistas y el Bloque Nacionalista Gallego se va a poder reeditar. El PP volverá a ser con diferencia el partido más votado, con entre 35 y 36 escaños, pero se alejará uno o dos escaños de la mayoría absoluta. El socialismo gallego marca una ligera subida de dos diputados y el BNG se mantiene, o incluso baja un escaño.