El clima hostil, ensombrecido por un permanente cruce de acusaciones, no auguraba un buen desenlace. Tras casi cuatro horas de reunión, los equipos negociadores de PSOE y Unidas Podemos, volvieron a constatar este martes sus discrepancias en torno a la estructura de Gobierno y salieron sin acuerdo alguno de su encuentro en el Congreso de los Diputados. Las posiciones continúan inamovibles en lo medular: los socialistas piden un pacto programático sin coalición y los morados siguen exigiendo entrar en el Ejecutivo. Los responsables de ambos partidos confirmaron el naufragio en una atmósfera de frustración que algunos parecen tener digerida: mientras los equipos técnicos negociaban en Parlamento, Pablo Iglesias tuiteaba sobre un partido del mundial de baloncesto.

"Unidas Podemos se ha negado a alcanzar un acuerdo programático y de gobernanza. No vemos una salida a esta situación por la negación de Unidas Podemos a lo que nosotros les proponíamos", confirmó la portavoz socialista, Adriana Lastra.

"Nos han planteado que si no aceptamos que haya un Gobierno únicamente formado por miembros del PSOE se levatan de la mesa de negociación", lamentó el jefe negociador de Unidas Podemos, Pablo Echenique, tras agradecer el tono cordial mostrado por los socialistas. "Nos parece un error que aboca al país a elecciones anticipadas", insistió.

El líder de IU, Alberto Garzón, considera que a estas alturas lo esperable es que no haya un nuevo debate de investidura en septiembre, sino una convocatoria electoral. "Las cartas ya están sobre la mesa", resumió.

PSOE y Unidas Podemos descartaron una reunión entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. También rechazan la posibilidad de que haya una 'investidura gratuita', es decir, sin acuerdo de Gobierno.

La de este martes era la segunda reunión sin avances desde que la semana pasada ambos partidos retomaron una negociación que había quedado rota con la investidura fallida, en julio. El encuentro terminó en fracaso el jueves pasado. Después de cuatro días en blanco, los equipos negociadores volvían a sentarse aparentemente dispuestos al diálogo pero en un contexto de reproches y desconfianza poco esperanzador.

Ambas formaciones permanecen atrincheradas en posiciones inamovibles que impiden avanzar, confiando en que el otro acabe cediendo en el último momento y, si no es así, resignados a volver a las urnas el 10 de noviembre.

Para el diálogo queda poco tiempo. Esta semana es crucial para intentar alcanzar un acuerdo, porque la próxima se consumiría en los trámites indispensables para preparar un pleno de investidura: dos días para la ronda de consultas del Rey, la convocatoria de la sesión con cuarenta y ocho horas de antelación y dos jornadas parlamentarias entre las cuales deben pasar también dos días. Estos corsés acortan el plazo negociador. El calendario operativo para sellar un pacto termina, en realidad, el próximo lunes 16 de septiembre.