El general de Sanidad Vicente Navarro se ha declarado inocente de haber identificado erróneamente 30 de los 62 cadáveres de los militares que fallecieron en el accidente del avión Yak-42, ocurrido en Trebisonda (Turquía), y ha dicho que intentó "dulcificar" las circunstancias de la muerte a los familiares.

Así lo ha manifestado Navarro --principal acusado de la identificación errónea de los militares fallecidos-- en su turno de última palabra antes de que el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, haya dejado visto para sentencia el juicio a las 14.47 horas, después de que los otros dos acusados --el comandante médico José Ramírez y el capitán médico Miguel Sáez-- no hayan hecho uso de su última palabra.

Navarro ha manifestado que su cometido tras el siniestro era "para que esas familias no siguieran torturándose y no siguieran dando vueltas a algo irremediable".

Final de su carrera militar

Navarro ha defendido que en sus "44 años de ejercicio de la medicina" jamás ha tenido "un incidente", y se ha preguntado "qué beneficio podía haber sacado" del falseamiento de las identidades si se encontraba ya "al final de su carrera militar".

"Yo no me considero esquizofrénico, no soy un doctor Jekill y Mister Hyde, ¿voy a revolverme a hacer daño a las familias para qué?", se ha cuestionado. "Habría sido una perversión inexplicable", ha apostillado el general, que ha calificado de "infierno" el escenario en el que se produjo el accidente.

Funeral de Estado

El fiscal, Fernando Burgos, solicita cinco años de cárcel para Navarro y las familias de las víctimas, que ejercen la acusación particular, solicitan de tres a seis años de cárcel por un delito de falsedad en documento oficial. Los familiares también reclaman al tribunal que investigue "quién dio a los acusados la orden" de repatriar los cadáveres para celebrar el funeral de Estado dos días después del accidente. Uno de sus abogados, Diego Sarabia, reclamó ayer que se determine quiénes fueron "los autores intelectuales" de la "pronta repatriación" de los cuerpos, al considerar que de ella obtuvieron un "beneficio político".

Los aspectos esenciales del testimonio de Navarro fueron contradichos en la séptima jornada de la vista por dos forenses turcos que participaron en las labores de reconocimiento, que aseguraron que el general "insistió en llevarse" los 30 cadáveres no identificados porque "el equipo español tenía que llegar al funeral que se iba a celebrar en España". Además, uno de los médicos, Bülent Sam, aseguró que Navarro estaba "consciente" pero "olía a alcohol".

En la segunda sesión, el teniente general José Antonio Beltrán, coordinador de los trabajos, reconoció que el exministro Federico Trillo le pidió que el traslado de los cadáveres se produjera "cuanto antes", mientras que el capitán enfermero Antonio González admitió que las tareas "se aceleraron" para poder llegar al funeral de Estado.