El general Vicente Navarro desconcertó a los abogados cuando, según fuentes jurídicas, atribuyó el error en la identificación de 30 de los 32 cuerpos de los militares fallecidos a que las pruebas de ADN realizadas por los familiares no hayan sido exactas. Aunque el imputado era consciente de que esos restos se correspondían con los que no habían sido identificados por los forenses turcos, lanzó la duda pero luego asumió que "posiblemente" él se haya equivocado o los errores se deban a una manipulación posterior.