La sala de columnas del Congreso nunca tuvo tal aglomeración de ancianos. Pero ojo, viejos sí, no acabados. Más de 350 luchadores antifranquistas demostraron ayer que la juventud va por dentro. La masa de jubilados reventó en un grito unánime contra la guerra de Irak que debió resonar en los oídos de los ausentes, los 186 diputados del PP que apoyaron la invasión. Las alusiones a su desmarque dominaron el acto.

Rosa M Mateo condujo el acto. Lo abrió pidiendo un minuto de silencio por los 7 militares españoles asesinados cerca de Bagdad. Cuando concluyeron los 60 segundos, estalló el grito: "No a la guerra".

Todos querían dar su testimonio, y el acto se alargaba entre improperios al PP por su ausencia del homenaje y por las palabras de Luis de Grandes, que calificó el acto como un " revival de naftalina".

En el acto intervinieron 31 representantes de asociaciones creadas para rescatar la memoria histórica. Los ancianos aplaudían sin parar, empeñados en hacer ruido tras tantos años de silencio. Una de las homenajeadas, entre lágrimas, lo resumió así: "Ya era hora, muchas gracias por organizar esto, nunca creí llegar".