Siete meses después de la celebración de las elecciones europeas, Carles Puigdemont y Toni Comín pisaron el pasado 20 de diciembre los edificios de la Eurocámara por primera vez. Los exmiembros del Govern recibieron una credencial provisional después de que la justicia europea les diera vía libre para iniciar los trámites para convertirse en parlamentarios europeos. Unos trámites que incluyen la renuncia del acta de diputados en el Parlament y que prevén finalizar la próxima semana para poder asistir ya al pleno el 13 de enero en Estrasburgo. Cuando obtengan la credencial definitiva, Puigdemont y Comín gozarán de las mismas prerrogativas que el resto de eurodiputados, entre ellas, una retribución de casi 7.000 euros al mes.

Los miembros de la Eurocámara gozan en territorio nacional «de las inmunidades reconocidas a los miembros del Parlamento de su país» y en el resto de estados miembros «de inmunidad frente a toda medida de detención y a toda actuación judicial» según recoge el protocolo sobre los privilegios y las inmunidades de la Unión Europea. El mismo protocolo especifica, sin embargo, que esta inmunidad que se garantiza a todos los eurodiputados no puede invocarse en caso de que se trate de un «flagrante delito».

Libertad de movimiento

El mismo texto reconoce la libertad de movimiento de los diputados «cuando se dirijan al lugar de reunión». Por otro lado, según el reglamento interno, la Unión Europea expedirá a los diputados que los soliciten un salvoconducto para la libre circulación por los países de la Unión y los que reconozcan la validez del salvoconducto.

El sueldo bruto mensual de los eurodiputados es de 8.757,70 euros. Tras la deducción de un impuesto de la Unión Europea y el seguro de accidentes, la cifra asciende a 6.824,85 euros, cantidad que está muy por encima de los salarios de los diputados del Parlament y del Congreso. La mayoría de países obligan también a pagar un impuesto nacional, lo que hace que la retribución neta final pueda variar de un país a otro.

Además del sueldo, los eurodiputados perciben una dieta fija diaria de 320 euros para cubrir los gastos relacionados con el día a día en Bruselas y Estrasburgo. Aparte, los miembros electos también tienen derecho al reembolso de los costes del trayecto, alojamiento y otros gastos de los viajes hasta un máximo anual de 4.454 euros.

Tercera dieta

Y todavía existe una tercera dieta, la denominada de «gastos generales», que está destinada a cubrir el alquiler de oficinas, facturas telefónicas, la compra de material informático o organización de conferencias y que asciende a 4.513 al mes. Una dotación (la más polémica de todas) que los diputados no están obligados a justificar, a pesar de que el estatuto de los diputados explicita que las dietas no pueden constituir «una retribución encubierta».

Los eurodiputados tienen derecho a contratar a sus asistentes y becarios, siempre y cuando los costes derivados de dicho personal no superen los 24.943 euros mensuales. Cada eurodiputado puede contar con tres ayudantes (a veces incluso con cuatro) acreditados en Bruselas y Estrasburgo, además de los asistentes locales «que les asisten en los diferentes estados miembros en los que han sido elegidos».

Además de la tener la posibilidad de disponer de asistentes y becarios, los diputados de la Eurocámara cuentan también con un despacho personal y una oficina para los colaboradores, material de oficina, vehículos oficiales y espacios para realizar actividades.