Si en algo coincidieron la mayoría de los nueve testigos que ayer declararon en el juicio por el caso Andratx es que el ayuntamiento de esta población mallorquina vivía en "el caos y el desorden" administrativo en la etapa en que Eugenio Hidalgo (PP) era su alcalde. Este es el principal implicado en un primer sumario en el que se le acusa de construir una casa en lugar de la nave de uso agrícola declarada.

Las alusiones al desbarajuste administrativo fueron vertidas por técnicos y funcionarios municipales como explicación a la desaparición de documentos y cambios en el expediente de disciplina urbanística que se abrió al exedil. La secretaria municipal, Ana María Abarca, restó trascendencia a las desapariciones y explicó que es "práctica habitual" del consistorio "que desaparezcan expedientes y vuelvan a aparecer".

Isabel Alemany, alcaldesa accidental de Andratx y militante de Unió Mallorquina (UM), explicó que había almorzado con Hidalgo en el polémico chalet y que era una "vivienda en toda regla". Otro de los testigos fue el ingeniero agrónomo Gabriel Cañellas, autor del proyecto de transformación de una caseta en una nave de uso agrícola. Cañellas dijo que la casa no tenía nada que ver con el proyecto inicial.

Una versión más favorable a Hidalgo, que niega que el chalet sea una casa en sentido estricto, la proporcionó el testimonio del jefe de puesto de la Guardia Civil de Andratx. A su juicio, la casa del exalcalde era "como la mayoría de las casetas" del municipio, donde suele haber cocina, tele, mesas, escaleras y sofás.

La de hoy podría ser la última sesión del juicio que tiene como encausados a Hidalgo, para quien el fiscal pide cinco años de prisión por falsedad documental, dos años por prevaricación urbanística y tres por un delito contra la ordenación del territorio. También están imputados Jaume Massot, exdirector general de Ordenación del Territorio en el último Gobierno del PP balear, el excelador Jaume Gibert y el asesor José Ignacio Mir.