El que fue director Adjunto Operativo de la Policía Nacional en tiempos de José María Aznar, Pedro Díaz Pintado, ha negado este jueves y entre múltiples contradicciones, que durante sus ocho años en el cargo supiera que el ahora comisario jubilado y en prisión provisional José Manuel Villarejo tuviese un negocio empresarial, y se ha desdicho así de la carta que firmó en enero de 2018 en la que reconocía este hecho y lo respaldaba.

Díaz Pintado ha comparecido en calidad de testigo ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón llamado a instancias de Anticorrupción por aquel escrito, que fue presentado por el anterior abogado de Villarejo junto a otros dos firmados por los también ex jefes policiales Agustín Linares y Eugenio Pino para contrarrestar la imputación por cohecho, delito que no se habría producido si contaba con autorización para llevar esa doble vida de policía y empresario.

Si bien Linares durante su declaración como testigo por este mismo asunto realizó algunos matices pero asumió el contenido de su escrito, Díaz Pintado se ha desmarcado por completo, según fuentes jurídicas presentes en la comparecencia. Ha argumentado que no tuvo en cuenta la trascendencia de lo que estaba firmando, que sólo puso como condición que el resto de los DAO también lo suscribieran y que no hubiese nada en el texto que no resultara verdad.

Aunque el juez le ha llamado la atención sobre el hecho de que un testigo está obligado a decir verdad y sobre la importancia de leer lo que uno firma, especialmente una persona con determinada edad y con un historial como policía, Díaz Pintado ha mantenido que durante ocho años en los que despachaba con frecuencia con Villarejo no supo que tenía aquellas empresas. También ha negado que fuese un agente encubierto.

AGENTE ENCUBIERTO

En el escrito, por contra, decía que Villarejo, inspector Jefe en aquella época, "actuó con total regularidad y eficacia, como agente policial encubierto" y con su "actividad empresarial de cobertura". También afirmaba que esas empresas "sirvieron a los intereses de la Policía sin pedir contraprestación por ello".

De acuerdo a lo que ha manifestado ante el juez, tampoco se habría enterado de que Cenyt era del comisario cuando, tras abandonar la Policía y pasarse al sector privado, contrató sus servicios desde su posición como jefe de seguridad de una constructora. Según las explicaciones que ha dado, Villarejo le recomendó esa empresa diciéndole que eran buenos detectives y la llevaba Rafael Redondo (su socio en el entramado empresarial).

La acusación popular que ejerce Podemos ya ha avanzado su intención de solicitar que los trabajos de Cenyt para esa mercantil, ya liquidada, sean investigados por si hay indicios de delito como en otros casos de 'clientes' del comisario.