Una marea de correos electrónicos de voluntarios de toda España inunda desde hace una semana los ordenadores de las cofradías y los ayuntamientos de la Costa de la Muerte. Su contenido es casi idéntico, pero algunos son tan gráficos como el de Vicente Traver: "Enviamos a nuestros hijos a limpiar chapapote, mandamos dinero y volvéis a votar a los mentireiros que nos engañan. ¿Así que os va bien con ellos, no? La próxima vez que tengáis problemas pedid ayuda a San Pedro, Fraga y el PP. Pero no esperéis nuestra ayuda. Nunca máis".

"La verdad es que tenéis delito en la Costa de la Muerte, tal y como os han tratado, que vuelva a salir el PP, no tiene nombre", les dice Ruth Ogallar a los de la cofradía de Muxía, la zona cero del vertido. La mayoría tienen ese tono de rabia de quien se siente estafado. Algunos advierten a la Xunta de que sólo acudirán "donde el ayuntamiento sea socialista".

Clara A. Alonso es quizás quien mejor describe los sentimientos que embargan a los cooperantes: "Cuando vi el abandono que sufrió el pueblo gallego por parte de nuestro gobierno es cuando sentí que debía ayudaros. Pero hoy, un día después de las elecciones, estoy triste. Muy triste. En varios pueblos de la costa gallega, y entre ellos Muxía, ha ganado el PP por mayoría absoluta. No entiendo nada. ¿Qué os ha sucedido? Votáis a aquéllos que os han traicionado. ¿Acaso os han comprado con míseras subvenciones que son pan para hoy y hambre para mañana?"

COMPRAR A MEDIO PUEBLO

Hasta los más jóvenes lo saben. "Han comprado a medio pueblo", explica Sergio, un chaval de 19 años que toma el sol en el puerto. También algunos mayores responden sin vacilar.

Francisco Vilela Sambad, un viejo pescador ya jubilado, cuya extensa prole se gana la vida en el mar, exhibe con orgullo haber votado al PP y resume la motivación de buena parte de sus conciudadanos: "Nunca hubo tanto dinero en Muxía para los marineros". Cuando se le advierte de que el mar sigue mal y que algún día se acabará el dinero, lo niega: "El pescado que dejan coger está perfecto". Si se le recuerda la labor de los voluntarios, contesta que "si no hubiesen venido, el fuel lo hubiese sacado el ayuntamiento con sus palas".

Las ayudas por no salir a la mar ascienden a 1.200 euros (199.663 pesetas) por cabeza. Pero si se trabaja hasta cuatro horas en la limpieza de las playas o cualquier otra actividad impulsada por el municipio, se cobran otros 1.000 (166.386 pesetas) adicionales. Total: 2.200 (332.772 pesetas) por cabeza.

Si eso se traslada a un familia de cuatro miembros enrolados en el barco familiar, salen 8.800 euros en total. Casi un millón y medio de las antiguas pesetas. Aunque no arrimen el hombro, perciben casi un millón, mientras los cooperantes trabajan sin cobrar ni un euro.

"El Prestige le ha venido de maravilla al PP en Muxía. Tienen a 400 ó 500 personas contratadas además de las ayudas y ya se sabe, o hay voto, o no hay contrato. A veces, la presión es sutil, y a veces, si no se fían, hacen que el subvencionado vote por correo para poderlo comprobar", explica Josep Figueres, el voluntario que pidió más medios al Rey.

PROMESAS

Lo mismo ocurre con las promesas de futuro. Félix Porto, el candidato socialista, que se quedó a dos concejales de su rival, cuenta que "dos días antes de las elecciones vino Fraga con los de Pescanova y prometió 300 puestos de trabajo en una piscifactoría de Rodaballos que se construiría en Cabo Touriñán. Si gana el PP, claro. Y anunció que los aspirantes a trabajar en ella ya pueden apuntarse a los cursillos necesarios en el ayuntamiento".

También prometieron que las ayudas se prolongarían, como mínimo hasta mediados de agosto. En esa visita, Fraga inauguró una nave de 30 metros cuadrados construida en tres semanas y que los marineros no saben muy bien en qué usar. Eso sí, tiene una placa con el nombre del presidente de la Xunta que debe valer tanto como toda la instalación.

Porto nos muestra el acta de la última reunión del gobierno municipal: "Subvención de 183 euros a A. E. P". "Este llevaba tiempo diciendo que nos apoyaría y mira qué barato les ha salido su voto", apostilla.

La reacción de los voluntarios ha dejado aún más abatidos al núcleo de personas que lideraron la lucha contra el chapapote. Mientras ellos organizaban la limpieza, el PP hacía campaña. Los marineros que no se han dejado engañar sienten la incomprensión del resto de España. "Es injusto que nos metan a todos en el mismo saco", se lamenta Ignacio Castro, gerente de la cofradía de Muxía.

"Hay dos galicias, la caciquil y la que mira al futuro. A ellos les importa un bledo el mar y el medio ambiente, pero la gente joven y las ciudades no han votado al PP. Este es el futuro para el que seguiremos necesitando apoyo", reflexiona Santiago, uno de los únicos 18 voluntarios que seguían limpiando el pasado jueves en las costas gallegas. El es gallego, "de Compostela". Va a seguir hasta que le falten las fuerzas.