Apesar de que la asamblea extraordinaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) reunida con carácter extraordinario para hablar, entre otras cosas, de la unidad de España, finalizó el jueves por la noche con un comunicado en el que no figura ni una sola referencia a esta cuestión, los obispos no han abandonado la idea de pronunciarse sobre ello. Es más, decidieron, por una mayoría algo superior a los dos tercios, elaborar próximamente una instrucción pastoral de la que muchos no querrían ver orillada una materia que, a su juicio, tiene "implicaciones morales".

"No está claro que ese sea un asunto meramente político", dejó caer ayer el secretario general y portavoz del episcopado, Juan Antonio Martínez Camino, al dar cuenta de lo tratado en la reunión. "Esta plenaria va a tener sus consecuencias", añadió, tras ser interpelado por la pobreza de las conclusiones que ofrecía el comunicado final. Sus palabras debieron sonar como una advertencia para los obispos adscritos al ala moderada de la CEE, entre los que figura su presidente, Ricardo Blázquez, y que se hallan en franca minoría.

Este sector se ha sentido aliviado ante la ausencia de un pronunciamiento sobre la cuestión de la unidad territorial que habría provocado que aflorase alguna división entre los prelados a las puertas de la visita de Benedicto XVI a Valencia. "La reunión no ha ido mal", dijo uno de los integrantes del grupo más abierto del episcopado, en el que se inscriben prelados vascos y catalanes. Existe la impresión, sin embargo, de que lo único que han logrado esos obispos, temerosos por las consecuencias que tendría entre su feligresía un pronunciamiento sobre la unidad de España, es ganar tiempo.

COMPLEJIDAD Martínez Camino no hizo más que confirmarlo. "Vísteme despacio que tengo prisa", afirmó, para ilustrar que es necesario disponer de un tiempo "para orientarse" y poder dar respuesta a la pregunta compleja de qué pasa en España desde el punto de vista político, social, cultural y religioso, algo que no podía zanjarse en una reunión de dos días de duración.

El desarrollo de la asamblea permitió al portavoz subrayar que "el episcopado no está partido en dos, como otros ámbitos sociales"; que los debates se habían desarrollado en un clima de "impresionante libertad"; que se efectuaron "análisis de alto nivel", y que se había acordado confeccionar un amplio documento sobre "las grandes cuestiones que suscitan preocupación", entre las que figura el debate territorial, "con un margen muy amplio de votos".

Un total de 50 de los 64 prelados con derecho a voto dieron luz verde a la próxima instrucción pastoral, nueve se manifestaron en contra por considerarla innecesaria o contraproducente, tres se abstuvieron. Se contabilizaron dos votos nulos.

LIDERAZGO Uno de los prelados del sector moderado se refirió al papel que había desempeñado Blázquez al inicio de la reunión, acotando la discusión, como determinante en el resultado. Y en especial a la labor del arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián, al que se le había confiado la coordinación de los trabajos.

El cardenal de Madrid, Antonio María Rouco, uno de los más acérrimos defensores del centralismo político, no se mostró beligerante, aunque sí hubo intervenciones "carpetovetónicas" de otros obispos que abonaban la unidad de la patria, según este testimonio.