En esta carrera hacia las urnas, el PSOE pretende aferrarse a los datos y las estadísticas, mientras el PP aprovecha las sensaciones de la ciudadanía. El primer cara a cara, el de los respectivos magos de la economía, respondió claramente a tal esquema. Pero, en todo caso, las dos fuerzas mayoritarias buscan, en un último esfuerzo, tocar la fibra emocional de los electores. Si los medios audiovisuales van a ser fundamentales en la campaña (y lo serán), la emotividad está servida.

José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se están concentrando en las circunscripciones con escaños claramente accesibles . El primero arrancó en León, su ciudad de adopción, y el segundo se fue a Ciudad Real, donde en el 2004 su partido se quedó a muy poco de obtener un diputado más. No hubo novedades en los respectivos discursos. El líder socialista habla de futuro, de optimismo, de progreso y niega, claro está, la "decadencia" que pregona el jefe del PP. Este, a su vez, se mantiene dentro del nuevo discurso moderado, populista y "abierto" que impone el diseño publicitario y el argumentario oficial del partido.

Sutileza o contundencia

Al PSOE le han preparado un plan para captar votos que resulta, de momento, como... muy sutil. O sea, que aborda las emociones de centristas y progresistas jaleando el buen rollito (el talante de toda la vida). Vean ese espot (dirigido por la cineasta Isabel Coixet) en el que aparece un atractivo y agradable socialista que lleva a votar a su mamá aunque esta, pobrecita, esté decidida a otorgar su sufragio al PP.

El PP trabaja en otra onda. Desde luego Rajoy tiene que evitar calentarse (como le pasó el otro día después imitar a Putin jugando al judoca) y debe aparecer cercano y amable. Cabeza y corazón sí, pero no mano dura. Ahora bien, tampoco se puede olvidar que el núcleo estable del electorado conservador ha sido educado durante los últimos cuatro años en las más estrictas disciplinas. Hay que intentar ahora atraer con finura al indeciso sin darles a los parroquianos más fieles la impresión de que el PP y sus líderes se están ablandando (El Mundo ha reprochado a Pizarro su falta de agresividad con Solbes). No hay más que ver a su candidato a las andaluzas, Javier Arenas: combativo e inasequible al desaliento.

Se hace lo que se puede. Federico Trillo, el exministro de Defensa cuando ocurrió el trágico y oscuro accidente del Yakovlev 42 que traía militares de Afganistán, dijo en Alicante que el PP "se preocupa por los problemas de la gente que ha sufrido". No se refería a las familias de los fallecidos en el citado siniestro, sino a los vecinos de varias localidades alicantinas afectados hace poco por las inundaciones.

Sentimientos, emociones, movilización... voto. El actual ministro de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, que también es candidato, hizo público su presentimiento para el día 9: "El PSOE obtendrá una victoria holgada", aseguró. Teniendo en cuenta que estamos ante un personaje ligeramente gafe, puede que tan rutilante profecía haya sido recibida con algún pavor por los propios socialistas. Además, es bien sabido que en este vendaval de triquiñuelas psicológicas el partido de Zapatero pretende mantener en tensión a sus posibles votantes, por lo que prefiere augurios no demasiado optimistas; no sea que el personal se confíe y se quede en casa. Así son estas cosas.

Los partidos minoritarios, mientras, abominan de este mano a mano que se llevan PSOE y PP; una riña exclusiva para dos en la que los demás quedan muy desdibujados. Gaspar Llamazares, que ayer estuvo en Zaragoza en plan rojo, verde y violeta, lleva años clamando contra el bipartidismo. Los nacionalistas y regionalistas, sobre todo aquellos que nunca han logrado tener grupo parlamentario propio, también están que trinan. Solo les cabe el consuelo de que, a la vuelta de la jornada electoral y gane quien gane, volverán muy probablemente a ser decisivos para la gobernación de España.

Todo es relativo

Confiemos en que las emociones no lleguen a ningún paroxismo. En vísperas del inicio de la campaña se han producido incidentes en los que grupos muy minoritarios de radicales han acosado e incluso agredido a diversos candidatos (más bien candidatas, como María San Gil o Rosa Díez). Ayer mismo, dos consejeros del Gobierno de Madrid sufrieron el mismo trato cuando iban a inaugurar (por segunda vez, al parecer) un centro de salud en Parla. Y no solo eso: justo ahora salen a la luz actos de insubordinación e incluso de soterrado golpismo protagonizados por militares de obvia condición derechista. ¿Cómo encajar esto en la realidad de un país integrado en la UE, democrático moderno y próspero (pese a todo)?

Lo de las elecciones es importante, pero no tanto. El banco de inversiones norteamericano Goldman Sachs ha elaborado un informe sobre la situación española. Su veredicto está muy claro: para la evolución de nuestra economía "es irrelevante que ganen unos u otros".