El que estuvo 16 años al servicio de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, asegura que nunca se sabrá todo del golpe de Tejero. Dice que es como un "enorme rompecabezas" al que le faltan muchas piezas. El periodista y escritor José Oneto ha intentado armarlo en 23 F. La historia no contada . El libro, publicado por Ediciones B, es un análisis del golpe pensado para los que lo vivieron y pasaron miedo esa noche y para los nacidos años después, en una democracia consolidada. Y también un homenaje "a los que se jugaron la vida y se pusieron sin dudar al lado de la legalidad".

Ayer, Oneto escogió para la presentación el lugar de los hechos. Y de padrinos, a Fernández Campo, José Bono y el entonces diputado de UCD Antonio Morillo. Al acto, celebrado en el flamante auditorio del Congreso, acudieron el vicepresidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio Mosbah; el consejero Jesús Castillo, y el director editorial, Miguel Angel Liso, entre otros.

El autor sabe que el 23-F es "una historia pasada que jamás se volverá a repetir", pero ayer confesó que volvió a sufrir con la soflama del general José Mena y con la interpretación que de ella han hecho algunos medios extranjeros. A su lado, el ministro de Defensa asentía y aprovechaba para lamentar que algunos intenten apropiarse de conceptos "como si los tuvieran inscritos en el registro de la propiedad". Hablaba de ser cristiano y patriota, y fue sólo la primera carga que lanzó contra el PP.

CONTRA LOS "SALVAPATRIAS" La reaparición del exteniente coronel Antonio Tejero, que ha pedido una consulta sobre el Estatuto catalán como la que exige el PP, se lo puso fácil. Bono recomendó al partido de Mariano Rajoy que plantee iniciativas constitucionales a las que no se sume el golpista, y subrayó que, a estas alturas, "no hacen falta salvapatrias". Está convencido de que los pronunciamientos militares son ya "un capítulo cerrado", aunque lamentó que algunos califiquen de "inevitables" palabras como las de Mena y tengan jefes de filas que se pregunten "qué pasa para que se tengan que hacer" declaraciones como ésa.

El ministro aconsejó buscar a los "trogloditas", como tildó The New York Times a los militares que apoyaron lo dicho por Mena, entre "los que identifican al presidente del Gobierno con Tejero" o afirman que es una idea compartida por muchos españoles. Y aún tuvo un recuerdo para el PP en forma de reproche contra "los que quieren derribar el edificio de la patria para quedarse con el solar del Gobierno".

Por razones obvias, Fernández Campo no pudo ser tan explícito. Elogió al Rey por neutralizar el golpe y lamentó el efecto de aquella "fecha funesta" en la imagen del Ejército. El general recordó que sus compañeros de milicia saben que "no hay que decir lo que se siente para no sentir lo que se dice". Y dejó a los asistentes con ganas de más cuando recordó que dijo: "Ni está ni se le espera", a quien le llamó a la Zarzuela preguntando por Alfonso Armada.