La situación está tan ajustada, que ningún parlamentario puede ponerse enfermo. Unai Ziarreta, secretario general de Eusko Alkartasuna y diputado en la Cámara vasca fue dado de alta ayer en el hospital de Santiago (Vitoria), para poder ir a votar, cuando había sido intervenido el martes, tras concluir la segunda sesión del empate entre Atutxa y Buen.

Ziarreta aguantó la sesión del martes tomando hielo para detener una hemorragia en la garganta. Había sido operado de amígdalas el día 9 en Vizcaya, pero la noche del pasado lunes, iniciada la sesión constitutiva del Parlamento, la herida comenzó a sangrar. El martes, los diputados debían seguir la sesión. "Llamé al médico, pero no quise ir al hospital porque igual no me dejaban salir. Así que vine a la Cámara y aguanté hasta el final", relata.

La parlamentaria del PNV, Eider Mendoza, ha superado ya los ocho meses de gestación y su salida de cuentas está cerca. Los socialistas han dicho que "no se aprovecharán" de la situación, de modo que si se pone de parto, uno de los diputados del PSE no estará en las votaciones.

El portavoz popular, Leopoldo Barreda, lamentó que no se actuase con ese criterio cuando, la pasada legislatura, su compañera Arantxa Quiroga programó el parto para un fin de semana para poder acudir el martes siguiente a la Cámara.