El pasado fin semana --o sea, en vísperas del archivo del caso Camps -- el popular Federico Trillo puso la radio. Concretamente la SER, ya que quería comprobar que era cierto que esta cadena estaba difundiendo que él, a lo largo de la semana, había mantenido conversaciones telefónicas con el juez Juan Montero, uno de los magistrados del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. En esa información se apuntaba que el exministro de Justicia tenía como objetivo presionar a este tribunal para que fuera benévolo con el presidente autonómico.

Siempre según la versión del propio afectado y de la dirección del PP, fue escuchando esta noticia cómo cayó en la cuenta de que su móvil estaba pinchado: Trillo asegura que es cierto que, prácticamente a diario, había estado hablando con un Montero en la última semana de julio, pero no con el magistrado de Valencia (al que afirma no conocer), sino con el abogado del partido, que también se apellida Montero, pero cuyo nombre es Juan Ramón. De ahí dedujo Trillo que sus conversaciones habían sido interceptadas y, por lo que parece, mal interpretadas.

Pero él ya tenía la mosca detrás de la oreja sobre posibles grabaciones ilegales a dirigentes del PP.

Eso explicaría que, hace un par de semanas, convocara un encuentro con periodistas en el que, entre otras cosas, destacó que fue un mando policial sin identificar quien telefoneó el 5 de marzo al presidente Francisco Camps a su número privado para comunicarle que estaba implicado en el caso Gürtel. "Yo he oído esta conversación", presumió Trillo. Cuando se le preguntó si estaba con Camps en el momento de la llamada y le había permitido escuchar, respondió con un "no, no estaba" y se negó a dar más detalles.

Móvil personal

Los periodistas presentes en aquel encuentro concluyeron que la conversación entre Camps y el policía había sido grabada por el propio presidente valenciano y, posteriormente, escuchada por el exministro de Defensa. Sin embargo, Trillo dio a entender el jueves, en declaraciones a Veo TV, que la charla entre el responsable de la Generalitat valenciana y el miembro de la policía judicial fue también fruto de un pinchazo, esta vez del móvil personal de Camps. Este dato, unido a la teoría que Trillo había desarrollado al escuchar la SER, le bastaron a la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, para proclamar que se está sometiendo a los conservadores a escuchas telefónicas. Se da la circunstancia que De Cospedal, según fuentes conservadoras, también cree ser espiada.

Denuncia polivalente

El PSOE ha reaccionado instando al PP a acudir a los tribunales, aunque en su opinión todo esto solo es una estrategia para desacreditar a quienes investigan el caso Gürtel. Pero los populares replican que ya acudieron a los tribunales hace días por un delito de filtración de sumario y posible interceptación ilegal de comunicaciones.

Sin embargo, hay algo que no cuadra: la supuesta confusión sobre las conversaciones de Trillo con Montero tienen lugar el primer fin de semana de agosto, cuando la denuncia en la que quieren escudarse los conservadores fue registrada el 25 de julio. ¿Y entonces?