El Papa felicitó ayer al presidente del Gobierno, José María Aznar, por su empeño en defender la inclusión del "reconocimiento de las raíces históricas cristianas" en la futura Constitución europea. El jefe del Ejecutivo viajó a Roma para despedirse de Juan Pablo II y del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi.

Era la tercera visita de Aznar al Vaticano. Viajó acompañado de su esposa, Ana Botella y de sus hijos Alonso y Ana, además del marido de ésta, Alejandro Agag. Tras una cena privada con Berlusconi el jueves en el Palacio Grazioli, Aznar y su familia fueron recibidos ayer en audiencia por el Papa.

AUDIENCIA CORDIAL Desde que comenzaron las discusiones sobre la Constitución europea, el Gobierno español ha sido uno de los que más ha presionado, sin éxito de momento, para que se haga esa mención a las "raíces cristianas" de Europa. Precisamente, Juan Pablo II destacó "la colaboración sincera y leal entre la Iglesia y las autoridades españolas".

La audiencia fue muy cordial. "Qué alegría volver a verle", dijo el Pontífice en castellano. "La alegría es mía. Esta vez he venido con mi familia", respondió Aznar que presentó a sus allegados y al séquito, formado por once personas. El presidente español explicó al Pontífice que su hija Ana está "embarazada de cuatro meses".

Aznar entregó al Pontífice una litografía de las obras completas de Santa Teresa, mientras Juan Pablo II le regaló su foto dedicada y una serie de 20 medallas de plata que representan los Misterios del Rosario.

Después de la audiencia, el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Angelo Sodano, galardonó a Ana Botella con la medalla de Dama de la Orden de Pío IX, en reconocimiento a sus iniciativas sociales y de asistencia. Aznar fue el encargado de colocársela.