La «parálisis» del Govern unió a la oposición en torno a una moción del PSC que exigía a Quim Torra que se someta a una cuestión de confianza o, en su defecto, convoque elecciones. El Parlament aprobó ayer el texto, que no va a tener consecuencias prácticas pero sí constituye un importante golpe político a la mayoría independentista. El presidente de la Generalitat ya ha dicho que piensa desoír a la Cámara: «Seguiremos gobernando».

El PSC aprovechó el momento político para marcarse un tanto en pleno periodo preelectoral. Como hizo Pedro Sánchez en el Congreso el miércoles, el grupo de Miquel Iceta consiguió recabar los votos de partidos muy dispares. Beneficiándose de que JxCat y ERC han perdido la mayoría absoluta, y de que la CUP ha decidido no seguir dando apoyo a un Govern que ve «autonomista», la Cámara aprobó un texto que constata «la inoperancia» del Ejecutivo de Torra y «la falta de presupuestos para el año 2019». Por estos motivos, reclama al presidente de la Generalitat que demuestre que tiene la confianza del Parlament o llame a los catalanes a las urnas.

La moción sumó los diputados de Ciutadans, Catalunya en Comú y PP a los del PSC. La CUP no participó, y el texto salió adelante por 62 votos contra los 61 de la mayoría parlamentaria. En privado, diputados de ERC lamentaban que la negativa de Junts per Catalunya a sustituir a sus cuatro diputados suspendidos -Carles Puigdemont, Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull- propiciara que la debilidad del Govern quedara de nuevo en evidencia.

La portavoz del PSC, Eva Granados, resumió el mensaje que querían mandar a Torra y a sus compañeros: «Si no gobiernan, si no respetan al Parlament, si no tienen mayoría, váyanse. Estamos hartos de gestos y símbolos». La oposición fue unánime, aunque Lorena Roldán, de Cs, reprochó al PSC que haya «dado alas» al independentismo durante meses.