El pleno del Parlamento catalán expresó ayer por unanimidad su "respaldo a Madrid para que logre la designación como sede de los Juegos Olímpicos del 2012". A la hora de la votación, sin embargo, había escaños significativamente vacíos. No estaban ni Pasqual Maragall (tampoco estuvo el día anterior en la votación de presupuestos), ni el líder del PP catalán, Josep Piqué, que como senador tenía ayer votaciones comprometidas en Madrid. Pero la butaca en la que se centraban todas las miradas era la de Josep Lluís Carod-Rovira, que estaba en el edificio del Parlamento al menos instantes antes de que diera comienzo el debate.

Fue Carod-Rovira quien el 26 de diciembre unió en una misma polémica el veto español a las selecciones deportivas catalanas y el futuro de Madrid 2012. Aunque sin usar la palabra boicot, reclamó que desde Cataluña no se apoyaran las aspiraciones de la capital, una postura que la semana pasada corrigió.