"Traición". Esta fue la palabra más aludida ayer en los pasillos del Parlamento marroquí donde los diputados denunciaron el documento del Congreso de los Diputados condenando el asalto violento del Ejército marroquí al campamento saharaui de Gdeim Zeik el pasado 8 de noviembre. Pero una traición pensando especialmente en el que hasta ahora había sido visto como un aliado y un amigo incondicional: el partido socialista. Su adhesión a la moción de condena y petición de interlocución al Frente Polisario levantó la cólera del Gobierno marroquí, que inmediatamente después del pleno, a través de su portavoz, Jalid Naciri, exigió una "revaluación" de las relaciones con España en todos sus ámbitos.

Los parlamentarios marroquís volvieron a defender la incuestionable integridad territorial del país frente a los partidos españoles que apoyan una resolución movidos por "viejos complejos hacia Marruecos", insistieron una vez más algunos diputados. Y en la línea de las últimas semanas, la prensa también cargaba contra la medida aprobada por el Congreso de los Diputados. L´Economiste, estandarte de la prensa más seria del país y referencia de la clase empresarial de Casablanca, recogía que "conocíamos la hostilidad del Partido Popular respecto de Marruecos. Pero estábamos lejos de dudar que el Partido Socialista votaría a favor de una resolución introducida por el PP. Votándola, el PSOE abandona la posición de neutralidad que habíamos observado hasta hoy".

Aunque para el otro lado del Estrecho las cosas ya no son como eran, el vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, destacó que las "relaciones con Marruecos son estratégicas y así seguirán siendo siempre". Poco antes, la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, se expresaba en términos similares: "Seguiremos dialogando con Marruecos e incluso en momentos de tensión". España calmaba ayer al vecino del sur mientras dos manifestaciones por la recuperación de las ciudades autónomas y el resto de posesiones españolas en suelo norteafricano se terminaban de perfilar en Rabat.

Una pléyade de organizaciones culturales y sociales de todo el país --además de las juventudes socialistas (USFP) y nacionalistas (ISTIKLAL), a cuyo partido pertenece el primer ministro, Abbas El Fassi-- ha vuelto a desempolvar el expediente de Ceuta y Melilla y todos llaman "al fin de su ocupación". Han convocado para hoy sábado a unas mil personas que participarán en una protesta hasta la frontera con Ceuta.