El cura de Maruri (Vizcaya), Jaime Larrinaga, se despidió ayer de su ministerio durante 36 años en el mismo municipio con críticas al PNV y a la jerarquía de la Iglesia vasca. Responsables, dijo, de su decisión de marcharse para "evitar sufrimiento" a los feligreses que le apoyan y que son sometidos a un "pressing insoportable".

El primer párroco rural con escolta tras las amenazas recibidas por su posición antinacionalista se declaró "tranquilo" con su conciencia por haber hecho "siempre el bien" a sus "queridos vecinos". Dijo que ante los terroristas no caben términos medios: "O se está con ellos o en contra, y eso no es hacer política, es hacer justicia", dijo.

ARROPADO POR EL PP

Una amplia representación del PP --entre ellos, el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz-- y miembros de los foros Ermua, El Salvador (que preside este sacerdote) y de Basta Ya le arroparon en su última misa en Maruri. De ellos y de los vecinos que asistieron al oficio, se despidió Larrinaga con una homilía plagada de críticas a los "poderes públicos".

Reconociéndose como "un estorbo para los poderes fácticos", instó a la "Iglesia oficial" a que impida que se "impongan unos modelos de sociedad determinados". También reclamó del "nacionalismo llamado democrático" que evite "injerirse en campos que no le corresponden".

Larrinaga negó "haber sido utilizado". Una representante del Consejo Pastoral recordó que a Cristo también le crucificaron "las autoridades" de su tiempo "por meterse en política".