La visita de Ana Palacio a Marruecos trataba de cerrar la página abierta hace 15 meses cuando el régimen cherifiano retiró a su embajador en Madrid. Es cosa hecha. ¿Concluye así la querella entre las dos orillas del Estrecho? Parece dudoso. El regreso de los embajadores es un primer paso, pero recuperar la dinámica de unas relaciones dañadas es cosa de años. Ojalá se aprenda que sólo un entramado de intereses y voluntades evitará la vuelta a las andadas.