Melilla La pipa de la paz que España y Marruecos fumaron el miércoles a través de un comunicado conjunto tuvo ayer su inmediata consecuencia en la frontera de Beni-Enzar. El paso amaneció limpio ya de todas las pancartas en las que los activistas promarro-quís denunciaban los supuestos abusos de la policía española, y la tierra de nadie que separa ambos países recuperó su sentido original. La policía marroquí impidió ayer permanecer en ese territorio sin dueño que durante los últimos días ha estado tomado por los activistas. Solo dos banderas de Marruecos, colgadas demasiado altas para ser retiradas, quedaron en las vallas de esos escasos 50 metros como testimonio de la batalla librada la última semana.