La realidad política, emocional y judicial de los independentistas presos y los huidos al extranjero marca cualquier toma de posición del soberanismo y por tanto del Gobierno catalán y de los partidos que le apoyan. Dicho ello, lo cierto es que tanto en fuentes de Esquerra Republicana como en lo expresado por el PDECat en las últimas horas, la actitud respecto al pacto del Gobierno con Podemos sobre la senda de déficit y, en último extremo, es de buena predisposición respecto a los votos soberanistas en el Congreso respecto a los presupuestos.

De entrada, las exigencias. El jefe de filas del PDECat en el Congreso, Carles Campuzano, fijó posición ayer: en primer lugar, la anunciada reforma de la ley de estabilidad presupuestaria debería ejecutarse mediante un real decreto ley y no en forma de proposición de ley, para evitar que la mayoría del PP y Ciudadanos en la Mesa del Congreso bloqueara la tramitación de esta reforma. Una cuestión técnica, sí, pero imprescindible para que el techo de gasto no sea objeto de un veto del Senado, donde los populares son mayoría absoluta. También los republicanos recordaron que ese dribling al veto popular en la Cámara alta es, precisamente, lo que sugirió Joan Tarda a Sánchez en julio.

Otra condición que pone sobre la mesa el PDECat es que se acepte también flexibilizar la regla de gasto de los ayuntamientos. No tiene sentido, explica Campuzano, que existan 20.000 millones de euros de los consistorios bloqueados y que no se puedan utilizar para gasto social de las administraciones locales, necesitadas de inyección económica tras los años de recortes y crisis.

JUICIOS DEL FRANQUISMO / Campuzano no descarta el apoyo del PDECat a las cuentas de Pedro Sánchez pero prefiere ir partido a partido.

En otro orden de cosas, no es en absoluto menor que este viernes el Consejo de Ministros también plantee la anulación de los juicios del franquismo. Entre ellos el del president Lluís Companys, asesinado por el fascismo, y el de Salvador Puig Antich. Los republicanos muestran su intención de facilitar las cosas a Sánchez, siempre que se den las mínimas condiciones de reciprocidad. Para los republicanos, aunque el Ejecutivo socialista no sea un dechado de virtudes, empezando por su alergia a debatir siquiera el derecho de autodeterminación catalán, es siempre preferible a uno del PP o de Ciudadanos o de los dos. Por tanto, a nivel estratégico, ERC no se ha fijado como objetivo el acoso y derribo de Sánchez.

¿Significa eso que van a aprobar los presupuestos del Estado? Todo va a depender, claro está, de la negociación y de los gestos que lance el gabinete de Sánchez. Las inversiones en infrastructuras son un paso y la prometida anulación de las sentencias del franquismo es otro. Lo que suceda en la relación bilateral del Estado con la Generalitat, claro está, tendrá un peso determinante para que ERC escoja decantarse por el sí o por el no.

Con todo, fuentes republicanas, escaldadas por las sucesivas tormentas que les sacuden en las redes sociales, señalan que este apoyo es táctico: «Se trata de consolidar un Gobierno que aunque esté lejos de los que nosotros pretendemos para poner fin al conflicto político catalán, sí ha dicho que toda solución debe pasar por el voto de los catalanes. Es un inicio, aunque es obvio que un proyecto de nuevo Estatut nos deja más helados que otra cosa».

Las mismas fuentes republicanas apuntan que «como siempre» harán «lo que diga el Govern». Y alertan de que la negociación de ls cuentas estará más que contaminada por el tema judicial de los políticos presos. «Será determinante el posicionamiento del Gobierno y la Fiscalía», apuntan.

Posconvergentes y republicanos sostienen que actuarán en todo momento de forma coordinad. En última instancia, todas las voces consultadas coinciden en que el hecho de que los presupuestos del Estado y el juicio a los dirigentes independentistas sean dos agendas que se entrecruzarán en otoño causará, en la negociación de las cuentas, una seria contaminación.