El excomisionado del Gobierno para las víctimas del terrorismo Gregorio Peces-Barba censuró ayer que la idea de que el exministro socialista José Bono pueda presidir el Congreso haya salido del Ejecutivo o del PSOE. Peces-Barba --que fue presidente de la Cámara-- dijo que la maniobra denota "una voluntad de mandar pasando por encima de reglas y procedimientos".

En un artículo publicado ayer en el diario El País, bajo el título Las malas formas, señala que la noticia del posible relevo de Manuel Marín por parte de Bono "parte de una desconsideración a la autonomía institucional del Parlamento y a la autonomía de su presidente". "Estamos indudablemente ante malas formas, ante prácticas viciosas que deshonran a quien las emplea y descartan la virtud, que debe ser una cualidad de quien gobierna", afirma en el texto el catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid.

Peces-Barba alaba, además, la reacción del actual presidente de la Cámara, al afirmar que ha sido "un signo más de su elegancia y de su categoría". De Marín destaca su "discreción, honestidad, sentido del deber e integridad moral". Para Bono también tiene buenas palabras, al considerarlo "un gran activo socialista". No obstante, el catedrático afirma no entender "que haya sido utilizado como ariete para debilitar al actual presidente del Congreso". "Por una vez", añade, "la malicia y la mala intención no proceden de la oposición, sino que se han generado en los entresijos del poder".

"YA SE VERA" Mientras, el presidente del PSOE y de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, celebró ayer el anunciado regreso a la primera línea de la política de José Bono, aunque, de su posible designación como próximo presidente del Congreso, dijo que "ya se verá". Chaves manifestó que ese tema "tiene y debe estar abierto hasta que se constituya el Congreso después de las elecciones del 2008".