Pedro Sánchez escucha pop-rock. Al presidente del Gobierno le gustan grupos como Los Planetas, Blur y David Bowie, lo cual solo supondría una nota más en su biografía (como el hecho de que suela correr por las mañanas o tenga una perra llamada Turca) de no ser porque a finales de julio, poco después de llegar a la Moncloa, Sánchez usó un avión oficial para acudir con su esposa al Festival Internacional de Benicasim (FIB) y ver a The Killers. El líder socialista también aprovechó el desplazamiento para mantener breves encuentros con el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, pero el viaje provocó que la oposición le acusara de «despilfarro».

Pero el asunto quedó ahí. Hasta ayer, con la divulgación de una respuesta del Ejecutivo al Consejo de Transparencia (a raíz de una iniciativa de Luis Salom, asesor del PP) en la que subraya que los viajes del presidente son «materia clasificada». La Moncloa solo informa de una pequeñísima cuantía, 282,92 euros, referida a los gastos de protocolo de una visita que amenaza con minar la imagen de Sánchez.

Tanto el PP como Ciudadanos interpretaron que el Gobierno había señalado que la exigua cifra se refería al coste total del viaje estival, calificado en su momento por la vicepresidenta, Carmen Calvo, de «agenda cultural nocturna». Así que la Moncloa se vio obligada a reaccionar.

«Ante las dudas e interpretaciones variadas, reiteramos que los viajes del presidente del Gobierno son materia clasificada. No se ha dicho en ningún caso que 283 euros sea el coste del viaje», explicaron fuentes del Gabinete socialista. Pero la controversia no amaina. El PP pidió la comparecencia en el Congreso del subdirector del Consejo de Transparencia, Javier Amorós, para que informe sobre la «censura y crítica» del organismo al Gobierno por «abusar del secreto oficial para ocultar sus viajes».

Estrella de rock

Los conservadores se basan aquí en una resolución del ente, dentro del mismo procedimiento sobre la visita de Sánchez al FIB, en la que concluye que no cabe denegar la información porque no ha habido «una previa declaración de secreto» por parte de la Moncloa. Desde Cs, su portavoz adjunto en la Asamblea de Madrid, César Zafra, acusó al jefe del Ejecutivo de «ir por la vida como una estrella de rock».

«Toda la normativa sobre materia clasificada en los viajes del presidente es anterior al actual Gobierno y ha sido utilizada por todos los ejecutivos precedentes, ya sean del PP o del PSOE», contestó la Moncloa. Es cierto. Los desplazamientos en avión oficial siempre han estado rodeados de polémica. Mariano Rajoy lo utilizó en el 2012 para acudir al cierre de la campaña de las elecciones gallegas. José Luis Rodríguez Zapatero, en el 2006 para ir a Londres con su familia.

El debate podría zanjarse si estos viajes estuvieran regulados por ley, como pidió el Tribunal de Cuentas hace 10 años. Pero el Ejecutivo no está dispuesto a dar ese paso. «No tenemos previsto regular nada. Es un debate de pura demagogia. Hay que centrarse en lo importante», argumentaron en el entorno del presidente. Otro cercano colaborador de Pedro Sánchez añadió: «Bastante tenemos con intentar dejar claro que en ningún caso hemos dicho que el coste del viaje sean 283 euros».