P resupuestos, Presupuestos y Presupuestos. En la cabeza de Pedro_Sánchez y del Gobierno, prácticamente, solo esa palabra rebotará una y otra vez en los próximos meses, como admite uno de sus máximos colaboradores. Porque es la clave de bóveda de una legislatura endemoniada, la llave de la estabilidad. Presupuestos y, por descontado, el control de la pandemia. Ambas cuestiones llenarán el curso político que arranca hoy mismo.

El presidente lo dará por inaugurado con una conferencia en la Casa de América de Madrid, a mediodía, apenas hora y media después de que reúna a la ejecutiva federal del PSOE por primera vez tras el parón estival. Bajo el rótulo de España puede. Recuperación, transformación, resiliencia , Sánchez pretende instilar la idea de que el país puede salir adelante y superar la crisis del covid si trabaja unido. Fuentes gubernamentales confirman a este diario que el presidente prepara anuncios económicos, dado que todo el mensaje estará «orientado a la reconstrucción», ante un auditorio compuesto por un centenar de popes de la empresa, los sindicatos, el tercer sector, artistas y medios. En un formato que chirría a sus socios de Unidas Podemos, Sánchez hará un llamamiento a la colaboración público-privada.

La invitación a la unidad, el «destierro» de la lucha política en el combate contra el coronavirus, será materia segura de diálogo en la ronda de contactos que el líder socialista emprenderá el miércoles. Primero con Pablo Casado –con quien las esperanzas de entendimiento, admiten en la Moncloa, son bajas–, y luego con Inés Arrimadas, a quien el PSOE mima para que dé su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) del 2021. El jueves será el turno de Gabriel_Rufián (ERC) y Aitor Esteban (PNV), y el viernes cerrará la semana con una nueva conferencia de presidentes.

En el Gobierno se palpa un contenido optimismo respecto de los Presupuestos. «Hay una oportunidad de que prosperen. Los del 2019, [que tumbaron las derechas y los soberanistas, y que precipitaron las generales del 28-A, eran muy complicados. Estos son más fáciles, porque, además, hemos conseguido los fondos europeos, 140.000 millones. Pero este es un Parlamento muy difícil», resume un alto mando del Ejecutivo.

Nada es seguro, pues, pero sí se percibe un cierto ánimo. El PSOE da por muy improbable el apoyo de ERC, de ahí que la Moncloa cultive la relación con Arrimadas, aunque irrite a Pablo Iglesias, porque Cs no tiene incentivos, esgrimen, para ir a unas nuevas elecciones. Los morados ya no vetan por completo a Arrimadas: sí exigen que el borrador de Cuentas se pacte antes en el seno de la coalición.

Sánchez ansía una renovación institucional –Poder Judicial, Tribunal Constitucional, RTVE o Defensor del Pueblo, cargo para el que postula a Ángel Gabilondo–, pero sabe que depende del PP, que no está por la labor.

Sánchez ya previno a sus ministros, el pasado martes, de que vienen meses «muy difíciles», de depresión económica y de riesgo de descontrol de la pandemia. El otoño, de recorrido impredecible, es clave.

El Gobierno, que asume que se ha visto sorprendido por una segunda ola del virus en agosto –la esperaba para más adelante–, confía en que no tenga que aplicar la alarma. La situación epidémica, explican en la Moncloa, es grave, pero lejos del momento más duro: la presión asistencial media es hoy solo del 6%.

Tampoco contempla Sánchez una reforma de las leyes sanitarias, como le exige el PP, aunque sí ultima la conversión del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), que dirige Fernando Simón, en un organismo autónomo, para reforzar su dotación y estatus.

Presupuestos y pandemia. Pero no solo. La vicepresidenta Carmen Calvo está puliendo el plan legislativo, y aunque no se conocen los detalles, sí está decidido que salga del horno en breve el proyecto (tal y como pidieron ayer las víctimas) de ley de memoria democrática, una bandera que permite mostrar perfil de izquierdas y polarizar con la derecha. Y aún sigue sin apoyos el decreto sobre el uso de los ahorros de los ayuntamientos. Huele a primera derrota parlamentaria de Sánchez.

Pese a las constantes especulaciones, los colaboradores directos del presidente subrayan que en absoluto se prevé una crisis de gobierno, que por otra parte es más complicada de emprender en una coalición, por la necesidad de respetar los equilibrios entre los socios. Tampoco se oyen latidos de relevos de ministros. Lo que preocupa es la convivencia de PSOE y UP, cada vez más tensa. Clima que empeorará mientras no se resuelva la incógnita de los PGE. Esa es la pugna de fondo. Cs o ERC. H