El de ayer fue un día de vaivenes en Moncloa. A mediodía, el Gobierno dejó en suspenso la mesa de diálogo pactada con ERC en la negociación de la investidura hasta que hubiese elecciones en Cataluña y un nuevo Govern. A las siete de la tarde, reculó y se avino a que este foro empiece a funcionar antes de los comicios autonómicos. En las horas que mediaron entre ambas decisiones, enfado monumental de los republicanos y dos conversaciones que hicieron cambiar de parecer a Sánchez. Una reunión en la Moncloa con el portavoz del partido independentista, Gabriel Rufián, y una llamada telefónica con el vicepresident, Pere Aragonès.

Rufián, que acababa de llegar a Madrid desde Barcelona, fue por primera vez a reunirse con Sánchez al palacio de la Moncloa. Fuentes conocedoras de la conversación, indican que transmitió al presidente un mensaje claro: «Sin mesa, no hay legislatura ni hay Presupuestos». Tras esta reunión, de una hora de duración, y la llamada con Aragonès, Sánchez decidió recular. Aunque había voces en el Gobierno que aseguraban que la respuesta indignada de ERC era perfectamente previsible y casi inocua, lo cierto es que el presidente asumió los argumentos de los republicanos.

Si la mesa de diálogo hubiese permanecido congelada, ERC habría llegado a las elecciones catalanas sin poder presentar ante los votantes su mayor logro («el trofeo», según la expresión de un importante dirigente republicano) y erosionada por los independentistas más hiperventilados que los acusan de «traidores» por pactar con Sánchez. Además, esta decisión hubiese regalado al actual president el control de los tiempos de ese foro, porque solo del president Quim Torra depende la fecha electoral.

Después de escuchar la visión de ERC, el Ejecutivo corrigió su posición. «Para descartar cualquier duda respecto a nuestra voluntad de dialogar, manifestamos nuestra disposición a celebrar la mesa de diálogo entre gobiernos acordada, antes de las elecciones catalanas», terminó el comunicado.

Fuentes conocedoras de los contactos entre el Gobierno y ERC indican que el entorno del presidente valoró de forma muy negativa que el president anunciase un adelanto electoral sin fijar una fecha concreta. Sin embargo, la cita con Torra se mantiene para el 6 de febrero, salvo que haya nuevos cambios. Fuentes socialistas no descartan que ese día se ponga una fecha a la mesa de diálogo.

Ayer el president Quim Torra dejó en el aire que se constituya este organismo de diálogo. En una entrevista en una emisora catalana, Torra condicionó el arranque de la negociación a la existencia de «garantías» y condiciones por parte del Gobierno, tal como acordó el president con los partidos y entidades independentistas.

Así se lo trasladará al presidente del Ejecutivo español, Pedro Sánchez, en la reunión que mantendrán el próximo día 6 de febrero. «Necesito saber en qué condiciones negociaremos lo que haga falta negociar, que es el ejercicio de la autodeterminación y la amnistía. Somos todos [los independentistas] los que hemos dicho que vamos a plantear estos puntos», junto al del fin de la «represión», avisó. Es decir, que el inicio de la mesa también queda condicionado al resultado de la reunión entre presidentes la próxima semana.

Tras el comunicado inicial de la Moncloa que posponía la bilateral, Torra emitió también una nota afirmando que espera que en la reunión del día 6 se pueda «encarrilar» la mesa. «Estamos convencidos de que el presidente Sánchez no cerrará ninguna puerta al diálogo en este encuentro ni excluirá ningún contenido», concluyó. La cúpula del PNV visitó ayer a los presos de Lledoners. El presidente de la formación, Andoni Ortuzar; el responsable de Organización, Joseba Aurrekoetxea, y el portavoz parlamentario, Aitor Esteban, visitaron a Oriol Junqueras, Josep Rull, Jordi Turull, Joaquim Forn, Jordi Sánchez y Raül Romeva.