El embajador de China en España, Qiu Xiaoqi, se mostró ayer convencido de que el Gobierno tomará las "medidas efectivas" para frenar la investigación que un juez de la Audiencia Nacional abrió el martes por la represión en el Tíbet. Según el representante del Ejecutivo chino, la denuncia no tiene "ningún fundamento" y está condenada al fracaso "porque no corresponde en nada a la realidad".

Qiu explicó en una entrevista con la cadena SER que los sucesos registrados en la región del Tíbet el pasado mes de marzo fueron "una manifestación violenta, un incidente violento, montado por el grupo del dalái lama" con el objetivo de ensuciar la imagen de China en su año olímpico. El embajador en España despreció y consideró inútil la admisión, por parte del juez Santiago Pedraz, de una querella contra dos ministros, tres altos cargos y dos miembros de las fuerzas armadas chinas que, supuestamente, dirigieron un ataque "sistemático y generalizado" contra la población civil que causó 203 muertos y 6.000 desaparecidos.

Tras conocer las declaraciones en las que Qiu menospreció la separación de poderes, un portavoz del Ministerio de Exteriores español se limitó a reiterar que el Gobierno "no puede si no respetar las decisiones en el ámbito judicial", aunque en privado fuentes del Ejecutivo hayan reconocido la "inoportunidad" de la apertura de la causa, a tres días de la inauguración de los Juegos.

REUNION Las palabras del embajador enturbiaron la jornada de Miguel Angel Moratinos en Pekín, donde horas antes se había reunido con su homólogo, Yan Jiechi, con quien parecía haber evitado la posibilidad de abrir una crisis diplomática. Moratinos explicó a la salida de la cita que Yan no había hecho ninguna referencia a la investigación del juez Pedraz, hecho que, a su juicio, mostraba la voluntad de Pekín de evitar un encontronazo con el Ejecutivo español. "Ha dicho que España es el país más cercano y amigo de China en la UE", declaró el ministro.

Las relaciones políticas entre Pekín y Madrid han vivido dos años marcadas sobre todo por una balanza comercial extremadamente positiva y sin lo que China considera "injerencias" en sus asuntos internos, esto es, cualquier crítica del Ejecutivo a la vulneración de los derechos humanos. De hecho, España ha sido uno de los pocos países de la Unión Europea que no se ha planteado en ningún momento el boicot a los Juegos.